«El sindicalismo oficialista no defiende los intereses de la clase trabajadora»

Condenados a la precariedad. Así están los jóvenes del presente tras la sucesión de crisis desatadas en los últimos tiempos. No obstante, esta situación que padecen no sólo se remite a la actual provocada por la pandemia del coronavirus, ni tampoco tiene su punto de partida en la que se inició en 2008. La condena atraviesa a varias generaciones. Sueños de ‘libertad’ Las nuevas generaciones, sobre todo en Europa, han ‘sabido’ de boca de sus políticos ya a partir de los años 2012-2013, que la crisis que atormentaba al mundo desde los años 2007-2008, ya tocaba su fin: hablaban de que todo había acabado, de brotes verdes, de luz al final del túnel. Pero ese discurso chocaba de frente con la realidad. Llegados a 2020, y con unos datos que mostraban una realidad que no eran las que se vendían desde filas gobernantes, acerca de que la crisis desatada en la primera década del milenio estaba más que superada, algo en principio tan irrelevante como un microorganismo llegó para terminar golpeando en el suelo a los países que ya estaban en la lona, y pese a que la cuenta del referee de este combate feroz ya pasó de diez hace rato, sigue castigando sin piedad. Esto convierte a la ya de por sí dura realidad que arrastraban las franjas etarias más atacadas, los jóvenes, en una infamia sin final. Y es que esta situación casi apocalíptica no sólo se remite a quienes hoy salen de la Universidad al mercado laboral: ya los que salían a partir de 2007 y que en el presente van camino a cumplir los 40 años, han vivido la mayoría de esta etapa productiva de la vida, en la más profunda esterilidad. «Es evidente que hay varias generaciones perdidas», denuncia tajante el economista José Luis Carretero Miramar, quien bucea un poco más profundo en su concepto. «Lo que pasa es que una [crisis] fue perdida desde el punto de vista socio-histórico, y la otra lo ha sido ya desde el punto de vista puramente económico», abunda el especialista. Incide en que el problema comienza básicamente en la crisis de la década de 1970 cuando se empiezan a desplegar las dinámicas neoliberales de desarrollo de las economías, que explicitaban una puesta en marcha de medidas como el desmantelamiento del Estado del bienestar, la privatización de los servicios públicos, la bajada generalizada de los salarios por la vía de la flexibilidad laboral, etc. «Esto fue un poco enmascarado por el consumo, entonces la generación que llegamos a la mayoría de edad prácticamente cuando cae el muro de Berlín, somos una generación que ya de por sí habíamos perdido gran parte de las perspectivas históricas que habían tenido las generaciones anteriores», sintetiza. Promesas vs realidad El economista advierte que, contrariamente a lo que los padres de esa generación decían a sus hijos sobre lo circunstancial de la coyuntura, y aseguraban que con el paso del tiempo podrían labrarse un porvenir asentándose en buenos puestos de trabajo, no fue lo que vio su generación. «Vimos cómo se iba solidificando poco a poco esa dinámica de precariedad, cómo poco a poco los grandes servicios públicos que formaban parte de ese modelo social europeo del que tanto se hablaba, iba desapareciendo, etc. Pero el problema fundamental viene para la generación subsiguiente», avisa el experto, y lo explica: «Si la generación que ahora tenemos 40 o 50 años no vio cumplidas las promesas que se les hicieron cuando eran jóvenes, la generación que ahora tiene 20 o 30 años, lo que está viendo claramente es una situación de descomposición y degradación acelerada del mundo social que se supone que le iba a rodear», denuncia. En este sentido, apunta a que se han sucedido dos grandes crisis sistémicas muy importantes, que son algo más que coyunturales, que son la del 2008 y la actual del coronavirus. «Entonces, esta gente ya no ha visto la precariedad como algo episódico o temporal, una especie de peaje que se tenía que pagar por llegar a un mercado laboral o a una situación laboral más o menos estable, sino que ve la precariedad como una especie de condena de por vida». El experto observa que «los millenials, las generaciones novedosas han visto una situación de hundimiento absoluto de los Estados de bienestar, de políticas de austeridad casi omnicomprensivas, omnipotentes, ubicuas, que están un poco por todas partes, tienen una mentalidad en la que ya se les ha imbuido directamente la idea de que la seguridad social pública va a desaparecer, de que los sistemas públicos de educación son absolutamente ineficaces y están absolutamente degradados: una idea de que no existe el progreso». «Lo que tenemos ahora son trabajadores que alternan períodos de desempleo muy grandes, con subvenciones o prestaciones que cada vez son inferiores, con un baile acelerado de puestos de trabajo», advierte. Añade que «a estas generaciones se les está imbuyendo de una narrativa de fatalismo, de que todo va a ir siempre a peor, de que no existe ningún tipo de solución, que obviamente lo que pretende es desarmarles y evitar su legítima rebeldía». ¿Quién dijo que todo está perdido? Carretero Miramar señala que en España «estamos en unas circunstancias en las que los jóvenes tienen una situación realmente dura frente a sí, en la que la propia economía española parece a punto de deslizarse —y esto puede pasar en relación con la crisis del coronavirus— en una situación en la que pasa a ser una economía dependiente, de tercer mundo como las que vemos en gran parte de América Latina, en África o en Asia». Sin embargo, el economista ve una genuina luz de esperanza, pero que todo dependerá de cómo lo encaren los propios protagonistas, es decir, los jóvenes. «Yo creo que lo que se puede hacer es partir de la base de auto organización de las clases populares: generar una dinámica en que estos jóvenes puedan empezar a actuar para defender sus intereses, tanto en los centros de trabajo, como en el conjunto de la
«China tiene una ametralladora cargada que todavía no disparó» contra EEUU

Las economías de China y EEUU, que cubren el 20% del PIB mundial, están muy golpeadas como consecuencia de la pandemia del COVID-19. Por tanto, los movimientos que ambos países ejecutan en la guerra comercial que protagonizan, no sólo son miradas por el mundo geopolítico, sino también por analistas e inversores, según el economista Luis Palma Cané. Retaliación ‘Ojo por ojo, diente por diente’, dice la ley del Talión inscrita en el Código de Hammurabi desde hace miles de años. Una frase que conoció la variación que le aplicó Mahatma Gandhi: ‘Ojo por ojo, y el mundo acabará ciego’, dijo el abogado, político, pensador y pacifista hinduista indio. Y ciego de hambre puede acabar el mundo, si EEUU y China se emperran en esta pelotera pendenciera desatada en el Despacho Oval del 1600 de la Avenida Pennsylvania de Washington DC. En este sentido, Palma Cané lanza un aviso a navegantes. Incide en que EEUU y China han entrado en una espiral de ‘ojo por ojo’ irresponsable que es muy peligrosa para la geopolítica mundial. Palma Cané desarrolla su reflexión. «La pregunta que yo me planteaba, era: ante la caída de la actividad económica en ambos países, más en EEUU que en China, si no era el momento de que ambos países aflojaran sus disputas y entonces empezaran una relación más armónica que ayudaría sobremanera a salir de esta crisis del COVID-19 que es mundial». «Lamentablemente no ha sido así. No sólo no han dirimido sus anteriores complicaciones respecto al comercio, a la geopolítica, etc., sino que también han aparecido nuevos conflictos que permanentemente se van desarrollando y van in crescendo. […] Sin en medio de esta situación no dejan de lado esas reacciones ‘ojo por ojo’ […] realmente me da la impresión de que todo esto se va complicando cada día más», opina el economista. Ruleta rusa Como gato chico que no conoce el peligro, Trump cree que se está revolviendo como gato panza arriba: no para de arremeter de una manera cada vez más virulenta contra China en el rubro de las tecnológicas. A la guerra encarnizada que le declaró a Huawei, se suma ahora la que emprendió contra la aplicación TikTok, en una carrera desenfrenada que lo tiene como caballo desbocado. Un error de cálculo podría traerle represalias con graves consecuencias a plataformas estadounidenses como Facebook o Twitter. «No descartes que esto va a pasar», apunta al respecto Palma Cané. «Fíjate que a cada medida que toma EEUU, viene la respuesta inmediata de China», señala. «O sea, vos no podés jugar con China», se escandaliza el economista argentino. «China es un jugador muy importante en la economía mundial. Es el principal tenedor de Bonos del Tesoro de EEUU: ahí tiene un arma, una ametralladora cargada que todavía no la disparó. Imagínate que salga a vender esos bonos: el precio de los bonos cae, y las tasas de interés en EEUU se van para arriba. Entonces, yo creo que estamos jugando con fuego, principalmente por las medidas de Trump, que con tal de asegurarse el electorado que está en contra de China y de la globalización, está tomando cualquiera de estas medidas», subraya Luis Palma Cané.
EEUU derribó a Airbus y sigue ahogando al campo español

Airbus anunció su renuncia a los subsidios ilegales que recibe de parte de España y Francia para que EEUU ya no tenga una justificación para seguir azotando, mediante aranceles, al sector agrícola de España. Un sector que se ha mostrado indignado con el Gobierno de Pedro Sánchez, que ha decidido apoyar más a la aeronáutica y abandonó al campo. ¿Airbus a pique? Misil tierra-aire. Es con el que EEUU acaba de derribar a Airbus con efecto retardado. Lanzado en octubre del año pasado luego de recibir la venia de la Organización Mundial del Comercio [OMC], el proyectil dio de lleno contra la aeronáutica europea días atrás. La evidencia: su decisión de renunciar a los subsidios ilegales recibidos de Francia y España, tras una pulseada entre el país norteamericano y el bloque comunitario que dura ya 16 años con Airbus y Boeing como antagonistas protagonistas. Acostumbrado a este tipo de acciones beligerantes allá donde sus intereses siempre arrasan con todo a su paso, cada vez que el presidente, Donald Trump, fija el objetivo, impacta de lleno en el objetivo. Torcerle el brazo a sus socios es la gran especialización del actual inquilino de la Casa Blanca, algo que no puede hacer con aquellos países a los que considera sus enemigos. Esta decisión de Airbus podría interpretarse como una rendición en una carrera de largo aliento que ya no pudo soportar, toda vez que, entre otras cosas, EEUU continúa controlando el ámbito comercial a nivel global, algo que va atado con la condición de su moneda como divisa dominante. Y la razón es la supervivencia de una parte importante de la economía española básicamente. Así lo deja saber su comunicado. Airbus señaló que había acordado con los gobiernos de España y Francia suprimir las condiciones preferentes, que llegaban en forma de créditos a bajo interés, para su avión A350 y que ello dejaba sin justificación las represalias comerciales adoptadas por EEUU. «Después de 16 años de litigios en la OMC, éste es el paso final para acabar con la larga disputa y elimina cualquier justificación para los aranceles norteamericanos», incide el documento. Productos españoles como aceite de oliva, las aceitunas de mesa, el vino, el queso y productos del cerdo, entre otros, han resultado gravemente afectados por las sanciones en formato aranceles que impuso Washington el pasado 18 de octubre de 2019 por valor de 7.500 millones de dólares [unos 6.500 millones de euros] luego de que la OMC le dio la razón a EEUU acerca de que los subsidios que Airbus recibía de España y Francia son ilegales. A saber: 10% de aranceles sobre las importaciones de aviones, que en febrero aumentó al 15%, y un 25% sobre una amplia gama de productos agrícolas, que podría trepar al 100%. Phil Hogan, comisario europeo de Comercio, agitó el verbo para cruzar a Washington. Como aquel luchador de UFC que salta al octágono, amenazó con un golpe en el mentón a su socio trasatlántico: «Si EEUU no llega a un acuerdo con la UE tras la eliminación de los subsidios a Airbus», el bloque «está preparado para aplicarle sus sanciones». «La UE ha cumplido, ya no hay razón para las sanciones americanas sobre exportaciones europeas, pedimos que se levanten las sanciones a productos españoles», se esperanzó en un tuit la ministra de Asuntos Exteriores del reino de España, Arancha González Laya. En este punto, la incógnita es: aunque se elimine esta justificación para los aranceles estadounidenses, ¿podría asumirse que EEUU va a eliminarlos? Al incidir que el actual contexto económico y comercial global, que no es el mismo de cuando comenzó este litigo hace 16 años, y que ahora encuentra incluso a la propia Europa sometida a una guerra comercial por EEUU, el economista Julio César Gambina sostiene «no se puede pensar en el tema de los subsidios y sanciones cruzados en ese tema, sin pensar en el seguimiento de la coyuntura en la economía mundial». «Más allá del apuro de quienes toman decisiones económicas en los Estados, y que por lo tanto avanzan en querer resolver este conflicto longevo en el seno de la Organización Mundial del Comercio, lo hacen porque son conscientes de una situación muy grave de recesión económica. Ya no es sólo ralentización de la economía, sino que hay un proceso de recesión que impacta en el empleo, en las cuentas macroeconómicas, y hay necesidad de cerrar conflictos para intentar que no se agrave aún más la situación», explica Gambina. ¿Olvidados de la mano de Dios… y del Gobierno? Indignada. Así está la Asociación Española de Exportadores e Industriales de Aceitunas de Mesa [Asemesa] que exigió a La Moncloa y a la UE que retiren de una vez por todas sus «millonarias» subvenciones ilegales a Airbus para «que EEUU ponga fin de una vez a su política de represalias comerciales». «Si esto no fuera radio y fuera televisión [dice respecto a Al contado], verías una mueca irónica de sonrisa en mi cara», admite Gambina respecto a las demandas de Asemesa. Y se explica. «Muestra cierto nivel de inocencia, si se quiere, porque lo que hay que entender es un momento de una inmensa imprevisión de la economía y de la política mundial. Mucho más, si las negociaciones son con EEUU y en la Casa Blanca está Donald Trump». La institución considera una vergüenza y una afrenta que el presidente, Pedro Sánchez, ratifique públicamente su apoyo a Airbus, que incluso hace unos meses informó sobre un incremento en sus beneficios, mientras el sector agroalimentario de España sufre las consecuencias de los aranceles estadounidenses por dichas ayudas ilegales. Esta indignación viene a cuenta de que este jueves, Sánchez mantuvo una reunión con el CEO de Airbus, Guillaume Faury, para negociar un acuerdo satisfactorio para el sector aeronáutico de su país, y donde sobre la mesa estaban las ayudas que recibirá ese sector y la posible compra de 50 aviones para el Ejército del Aire de España. Ambas cosas estarían apoyadas en el recientemente acordado fondo de recuperación europeo. Igualmente, Faury
Alemania: ¿Misión: desguazar las empresas de países del sur de Europa?

Cuánto, cómo, cuándo, qué y dónde. Todo eso decidieron sobre el fondo de reconstrucción europeo Holanda, Austria, Suecia y Dinamarca, los frugales, con tal determinación en las negociaciones que estuvieron dispuestos a romper la baraja: los puñetazos sobre la mesa del presidente de Francia, Emmanuel Macron, no les hicieron ni cosquillas. Pronóstico reservado La sangre no llegó al río, como dijo Macron, pero la cosa casi que fue de tajo y puñalada durante las cuatro jornadas de negociaciones que llegaban casi al amanecer a cuenta del fondo de reconstrucción europeo. Y al final del día —negociaciones—, no fue un amanecer con sol brillante y una leve brisa junto al mar lo que les esperó principalmente a los países más necesitados, como España e Italia, sino un huracán que arreció y que parece haber comprometido la luz del sol casi definitivamente, no sólo para la economía en sí de esos países, sino además puntualmente, para sus industrias. Reportan que Macron fue el que más se remangó y hasta casi se paró de manos —como dicen en Argentina cuando alguien se va a pelear— con el primer ministro holandés, Mark Rutte, y vino a tildar de necio al canciller austríaco, Sebastian Kurz, al acusarle de «no escuchar, bloquear, y dedicarse exclusivamente a atender a su prensa». La realidad es que Holanda tendrá derecho a frenar el flujo de liquidez hacia España si ese país no cumple estrictamente con las reformas a las que se comprometió para lograr el rescate. Asimismo, los frugales, más Alemania, reclamaron mantener un descuento en su contribución. El único tanto que dejaron anotar a los del sur fue que por primera vez en la historia Bruselas emitirá deuda europea común a gran escala en los mercados. Su finalidad es la de financiar la recuperación con el presupuesto de la UE como garantía. Dicho de otra forma, una mutualización de la deuda. En este sentido, el presidente de la Consultora Ekai Center, Adrián Zelaia, entiende que Alemania quiere a toda costa mantener el proyecto económico de Europa, una vez que se ha producido el Brexit y que las diferencias con EEUU en el ámbito geopolítico son cada vez mayores. «Esta nueva mutualización de la deuda es un paso muy claro en ese reforzamiento del proyecto, y asegurar esa Europa unida a la vez se convierte en el instrumento fundamental de desarrollo y consolidación de la propia industria alemana. Cuando hablamos del poder de Alemania en Europa, estamos hablando de una industria alemana potentísima que es en definitiva la que controla las claves fundamentales de la UE en su conjunto», apunta el experto. Durante las negociaciones, Alemania supo venderle espejitos de colores a los países de la periferia, incluidos los del sur. Para Zelaia, el papel de Alemania es muy interesante. «Alemania durante los años de la crisis financiera a partir del año 2010-2011 adoptó una política liderada por la misma Angela Merkel, de una tremenda agresividad con respecto a los países del sur, y en concreto desde la perspectiva de resistencia a canalizar ayudas hacia los mismos, incluso con un posicionamiento personal de Merkel que consiguió de alguna forma modificar la dialéctica, modificar el debate europeo, y transformar lo que había sido una dialéctica entre economía real y economía financiera, en un debate tremendamente agrio entre países del norte y países del sur, y esto fue obra casi personal de Angela Merkel», recuerda el analista. El analista contrasta aquella conducta con el accionar actual de Berlín al indicar que en las recientes negociaciones Alemania ha adoptado muy rápidamente una actitud proactiva a la hora de hacer frente al fondo de reconstrucción europeo. «Yo creo que esto tiene mucho que ver con razones geopolíticas y con el papel en que la propia Alemania se ve dentro de Europa durante los próximos años. Estamos en un contexto en el que, como consecuencia de esta situación geopolítica, EEUU se está viendo como cada vez más lejano de Europa», advierte el economista. Añade que Alemania, que ha estado desde la Segunda Guerra Mundial, de alguna forma controlando Europa, pero a la vez siempre viviendo bajo la protección y la vigilancia de EEUU, de pronto se ve ante la obligación y la necesidad de asumir el protagonismo frente a lo que Europa tiene que ser de cara al futuro. En este sentido, Zelaia avisa que «dentro de ese protagonismo hay una cuestión clave, y es que Alemania se ve ante el riesgo, un riesgo enorme, de pérdida de mercados exteriores. No olvidemos que Alemania, junto con China, se ha dicho que son las economías más desequilibradas del mundo, desde la perspectiva de exceso de dependencia de las exportaciones, y además se encuentra con problemas muy serios en su relación con uno de esos mercados de exportación clave, como es EEUU». «Entonces lo que no puede es arriesgarse a tener problemas con su segundo mercado de exportación clave, que es el resto de Europa, o los países dependientes, los países más consumidores y menos industrializados de Europa del sur o los países periféricos. No puede arriesgarse a que, como consecuencia de la crisis de la COVID-19, se produzca un hundimiento de estas economías que hunda de alguna forma, indirectamente, también la industria alemana. Por eso Alemania ha tenido desde el primer momento muy claro de que esto no podía suceder y que había que apostar por el mantenimiento de esos países como mercados», indica Zelaia. Conservar los clientes, pero acabar con sus empresas Por si fuera poco, la gran inyección de millones de euros por parte de Alemania a sus empresas hace temblar y tragar saliva a los países del sur. Y es que el boceto previo de Bruselas en las negociaciones incluía un fondo de 31.000 millones de euros para rescatar empresas, para movilizar más de 300.000. Pero como vio que eso empantanaba aún más las negociaciones, el presidente del Concejo Europeo, el belga Charles Michel, primero rebajó la partida inicial, para luego acabar con ese instrumento. De acuerdo a Zelaia, la supresión
Fondo de reconstrucción europeo: ¿hundirá la soberbia a Holanda?

Paraísos fiscales de Europa como Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Irlanda, Malta y Chipre, podrían tener las horas contadas. El principal responsable, Holanda: su soberbia a la hora de negociar sobre el Fondo de reconstrucción europeo ha provocado que el resto de socios dejen de mirar hacia otro lado y busquen liquidarlos. ¿El tiro por la culata? A Holanda su soberbia con los países del sur le hizo pasarse de rosca, no sólo por rechazar que el Fondo de Reconstrucción Europeo no incluya reformas estructurales en los países que la requieran y que peor parados han quedado con el azote de la pandemia del coronavirus, sino también por sus modales. Malos modales. Llevado al terreno futbolístico, la actitud del Gobierno de Mark Rutte puede reflejar aquella patada brutal que en la final del Mundial de Fútbol Sudáfrica 2010, el futbolista holandés Nigel De Jong le dio en el pecho al español Xabi Alonso. Pero al final, fue España la que resultó campeona con un juego más inteligente. Y así se están plantando los países a los que Holanda quiere seguir azotando: con inteligencia. En su ceguera, producto de su soberbia, han sido incapaces de ver que pueden terminar recibiendo un golpe mortal a su economía fundada en gran medida en su condición de paraíso fiscal: sus horas pueden estar contadas. Su juego brusco de máxima presión e insolidaridad ya ha ido demasiado lejos, y sus socios europeos ya no están dispuestos a seguir soportándolo, siendo humillados con insultos, y que sus ciudadanos paguen un alto precio: han despertado su instinto de supervivencia y han decidido no mirar más hacia el costado. Para el economista argentino Luis Palma Cané, llegar a un acuerdo en esta negociación es crucial por la situación coyuntural. «Pero es más crucial todavía por la grieta que hay entre determinados países, frugales [Holanda, Austria, Suecia y Dinamarca], o austeros, o demasiado ortodoxos ante la pandemia, y aquellos países que tienen mayores dificultades, porque por haber sido más vulnerables, son los que más están sufriendo, en general los países del sur, y en particular, España e Italia«. ¿Amorales de gran moral? A Holanda, que se jacta de ser un santo de elevada moral, probablemente le saquen los trapos sucios. Y es que este miércoles, la Comisión Europea presentó una hoja de ruta que busca combatir el escándalo de la evasión fiscal, producto de la falta de unión fiscal en el bloque, lo que hace que países como Holanda, Luxemburgo, Bélgica, Irlanda o Malta, sean paraísos fiscales que se benefician de ello y a su vez perjudican a las economías del resto de socios. La presentación del ejecutivo comunitario coincidió con un sacudón que recibió precisamente de parte del Tribunal de Luxemburgo [paraíso fiscal] con una sentencia que le quita la razón en un litigio contra Apple por pagar en impuestos menos del 1% de sus beneficios en Irlanda, y justo en momentos en que la autoridad europea intentaba precisamente limitar la liberalidad de algunos países en materia de impuestos a las multinacionales. El ejecutivo europeo señaló que la sentencia del caso Apple «hace más urgente y claras» las reformas legales en la UE que sólo por las diferencias en el impuesto de sociedades supone que en conjunto los países pierdan unos 35.000 millones de ingresos al año. El método de los ‘moralistas’ holandeses Conocido como el doble sándwich holandés-irlandés, la ingeniería de las multinacionales, como Google, establecen su sede en Irlanda, y luego crean una filial de esa empresa «irlandesa» en un paraíso fiscal —como por ejemplo, Bermudas—, transfiriéndole los derechos intelectuales. Como la empresa tendría que pagar a la Hacienda irlandesa un impuesto sobre las regalías que envía al paraíso fiscal, establece una filial intermedia en Países Bajos, que no impone este impuesto. Esto le permite enviar el dinero de las regalías primero a su filial holandesa sin necesidad de pagar impuestos por ellas en Irlanda —que no considera a Holanda como un paraíso fiscal—, y luego desde allí a las islas de destino, donde se convierte en ganancia neta de la empresa. El caso de Google es uno de los más emblemáticos: en 2014 desvió casi 11.000 millones de euros en beneficios europeos a Irlanda y después a Las Bermudas, a través de Holanda. «Lo más importante de esto, a mi juicio, es terminar con las desigualdades. Porque con desigualdades fiscales a una unión monetaria le falta una pata», sostiene Palma Cané. No es un dato menor que días pasados, la vicepresidenta del Gobierno de España, Nadia Calviño, haya perdido la presidencia del Concejo Europeo, traición mediante, a manos del irlandés Paschal Donohoe. Algo que provocó encendidas reacciones en España. El portavoz de Unidas Podemos, manifestó que «Es una mala noticia que no haya sido elegida Nadia Calviño. Basta ver quién ha apoyado al otro candidato: el Partido Popular [Europeo] y la serie de partidos que no son reacios, por ser diplomáticos, al dumping fiscal en el seno de la UE». Mientras, el vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, tuiteó: «Que @NadiaCalvino no vaya a presidir el Eurogrupo y que en su lugar vaya a hacerlo el candidato de países que defienden los paraísos fiscales es una mala noticia. Lo es para España y lo es para todos los que apostamos por una Europa más democrática y solidaria». Pero también reaccionó el Concejero del Banco de España, Carles Manera: «La derrota de Calviño es una muy mala noticia: es el triunfo de los paraísos fiscales», dijo en una entrevista. Las fichas se mueven Tras esta instancia, llegó una sucesión de reuniones: Merkel con Rutte en Berlín, donde el holandés volvió a mostrar su hilacha, y diciendo que no hay prisas por llegar a un acuerdo, contrario a lo que manifestó Merkel en su rueda de prensa conjunta. También la visita del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a Rutte, quien le dijo desde su pedestal: «Encuentre una solución en España». Va a ser que no, va a ser que la solución llegará en Bruselas, y será muy dolorosa para Holanda y demás piratas fiscales. Sánchez también visitó a Merkel, donde se mostró en todo momento predispuesto
«La causa del desastre occidental es haber dejado el liderazgo de la sociedad en los propios empresarios»

En España el desempleo registró en junio de este año una cifra que no conocía desde el mismo mes del año 2016. Tampoco conocían un aumento de desempleo en el mismo mes de junio, pero desde 2008. Todo un síntoma de la actualidad laboral en un país donde gran parte de su economía gira en torno al turismo y los servicios. España retrocede varios casilleros La pandemia del coronavirus fue un torpedo en la línea de flotación de la economía de España. Las medidas de seguridad sanitaria y de distanciamiento social que aún requiere la COVID-19 que no acaba de ser derrotada, y mucho menos desterrada de ningún país del mundo, están dejando un páramo en la economía española. Los números que lanzó junio son como un huracán que arrasa una playa en plena temporada estival. El desempleo escaló hasta los 3.862.883 personas, para ser exactos. Una situación que tiene una doble particularidad: que desde ese mes de 2016 no se registraba una cifra tan alta, y una situación, la del aumento del desempleo en un mes de junio, que no tenía lugar desde ese mes de 2008, cuando había estallado una crisis que llega hasta nuestros días. Y la sorpresa viene más que nada porque este aumento del paro tiene lugar en un mes en que por naturaleza se da el proceso inverso, es decir, un aumento de empleo, sobre todo en los servicios, debido al inicio de la campaña turística del verano boreal. Pero las actuales circunstancias sentenciaron este rubro en España: en mayo perdió por lo menos 8 millones de turistas, lo que redunda en una pérdida de 8.100 millones de euros en ingresos por el cierre de fronteras. Si le sumamos el mes de abril, las pérdidas en ambos rubros se duplican. El presidente de la Consultora Ekai Center, Adrián Zelaia, admite que en ese sentido España vive un momento en que las amenazas directas pesan sobre el turismo, lo que convierte a la situación actual española en una gran incógnita ya que este año el sector va a depender muy directamente de factores psicológicos, más que de otro tipo más concreto, como puede ser el confinamiento. No obstante, hace un matiz. «También es cierto que, independientemente de lo que pase este año y sin perjuicio de los posibles rebrotes de la epidemia en otoño, el impacto del turismo en España depende mucho de factores estructurales como el clima, las playas, las costas, que son factores objetivos, y que aunque el sector turístico pueda tener problemas graves este año o el año próximo como consecuencia de lo que ahora está sucediendo, los factores estructurales están ahí, y esto nos lleva a pensar que de alguna forma o de otra, ese sector se va a recuperar en el tiempo», observa. ¿Un Gobierno débil frente a las empresas? En tanto, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció 40.000 millones de euros extra de garantías públicas del Instituto de Crédito Oficial [ICO] que estarán destinados de forma específica a proyectos de inversión, y en ningún caso a otorgar liquidez inmediata, sino a reactivar la economía de cara al medio-largo plazo. Asimismo, el inquilino de La Moncloa anunció subidas de impuestos a los tramos más altos del IRPF y a las grandes empresas, las que a su vez replicaron que ejecutar esa política agravará la crisis. Es más, el Círculo de Empresarios propuso simplificar las administraciones territoriales y reducir el gasto público improductivo. Pero la polémica entre ambos frentes no se queda en eso. Y es que la pandemia del coronavirus que empujó a los más afortunados —en el sentido de que han conservado sus empleos— a realizar teletrabajo desde casa, ubica un nuevo escenario en lo relativo al desarrollo de una nueva normativa institucional en ese sentido. Así, la administración Sánchez manejaba un anteproyecto de ley para regular el teletrabajo, y en que las empresas deberán sufragar en su totalidad los gastos relacionados con el desarrollo de la actividad laboral desde casa, lo que implica el pago de los equipos [por ejemplo, ordenadores] y la infraestructura [conexión a internet] necesarios para el desempeño laboral. Asimismo, que el teletrabajo sea voluntario para el empleado. Añade mecanismos para garantizar el derecho a la desconexión mediante acuerdos con las empresas que delimiten de forma concreta la duración de la jornada. Entonces, llegó un exabrupto de la patronal, sabiéndose con la sartén por el mango. Y el jefe de la patronal CEOE, Antonio Garamendi, lanzó despiadado una amenaza. «Si tengo que contratar y se me ponen condiciones imposibles y que no pueda gestionar a mi plantilla, es que yo mañana puedo contratar en Portugal. El mundo es global y la digitalización es global. Cuidado cómo se plantea esto». «Estas declaraciones de Garamendi son una muestra de prepotencia», sentencia Zelaia. Ante esto, el Gobierno sólo atinó a agachar la cabeza. «Son propuestas de trabajo que hay que profundizar en el marco del diálogo social», dijo sobre la propuesta de ley María Jesús Montero, portavoz del Gobierno, como aquel boxeador que está contra las cuerdas a la merced de su oponente. Algo que deja mucho que pensar, máxime en un Gobierno que está integrado por el partido Unidas Podemos, que en principio defiende a capa y a espada los derechos de los trabajadores. Zelaia entiende que la postura de los empresarios está relacionada con el final de las décadas del modelo de desarrollo neoliberal en el que, tanto en EEUU como en Europa, se han basado en una retirada de progresiva de los poderes públicos y de la acción pública, dejando el liderazgo de la economía y de la sociedad en manos de los empresarios. «Los empresarios evidentemente realizan una función importante en el desarrollo económico, pero sólo la realizan en la medida en que estén vigilados y con su actividad claramente ordenada a fines del interés general. Lo que se ha visto que es un desastre, y probablemente sea la causa fundamental del desastre europeo y occidental, es haber dejado el liderazgo de la propia sociedad en manos
España, ¿donde el trabajador subvenciona al empresario?

Aprobado. Es el sello que la Comisión Europea estampó al salvavidas de reconstrucción germano por valor de 500.000 millones de euros para socorrer a sus empresas. En este contexto, mientras Alemania e Italia se lanzan a una bajada de impuestos, España, a contracorriente, sentencia una subida de los mismos. Alemania se pone en marcha Garantías e inversiones por medio de instrumentos de deuda y capital en empresas que se han visto afectadas por la pandemia de la COVID-19. Es lo que contempla este fondo que brinda apoyo y liquidez a las empresas azotadas por la pandemia. En este sentido, el economista José Luis Carretero Miramar observa que las intervenciones por parte de los Estados están siendo de todo tipo. «Encontramos aquí intervenciones muy fuertes, como puede ser la alemana, intervenciones más débiles, como puede ser la española, y también la intervención propiamente europea: por un lado la intervención del Banco Central Europeo [BCE], […] y por otro, esa idea de poner en marcha un fondo de reconstrucción de 750.000 millones de euros, de los cuales 500.000 millones serían ayudas directas, y los otros 250.000, [serán] préstamos, y que vendría financiado con deuda asumida por la Comisión Europea [CE]». Respecto a la intervención europea mencionada por el experto, Margrethe Vestager, vicepresidenta Ejecutiva de la CE y encargada de la política de competencia, aseveró que se sigue trabajando en estrecha colaboración con los Estados miembro. El problema fundamental de esta segunda opción de acuerdo al analista, es que vendría acompañada de determinadas condicionalidades que muy probablemente vendrían relacionadas con lo que son políticas de austeridad para los países que serán los perceptores fundamentales, como son los casos de los países del sur de Europa. España, ¿a contrapelo de Europa? Para atacar, o contener, los efectos devastadores de la pandemia en las economías europeas, están las estrategias como las Alemania e Italia, y aunque ya se haya marchado, la de Reino Unido también tiene puntos en común, y se trata de la bajada de impuestos. Y es que tras el nuevo plan de apoyo fiscal que prepara Berlín para las pymes y las familias, que a su vez beneficiará a las rentas altas al reducir el número de contribuyentes que aportan al tipo máximo de IRPF tras subir el listón del límite de ingresos, la rebaja de gravámenes asciende a los 42.000 millones de euros, es decir, el 1,2% de su PIB. Algo que se añadirá a los 34.100 millones de euros en rebaja de impuestos aprobado por el Gobierno alemán con anterioridad en su programa de estabilidad para 2020 remitido a Bruselas. A Italia ya le parecieron bien estas medidas alemanas, tanto que han decidido seguir la huella de Alemania: aprobó un estímulo fiscal de 17.100 millones de euros, repartido entre exenciones, subvenciones y créditos fiscales. Mientras, en Reino Unido su ministro de Economía, Rishi Sunak señaló que hasta 2021 se eliminará el pago del impuesto por la compra de una propiedad en las primeras 500.000 libras de su valor [unos 555.000 euros], y se rebajará el IVA del 20% al 5% el impuesto en turismo, ocio y hostelería. Asimismo, obsequiará a la población con un vale de descuento en agosto para que salga a comer fuera de casa. Y luego está la estrategia de España. Dice el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que tendrá que subir impuestos y ejecutar una reforma fiscal «dada la situación de deuda y déficit público en el que España se encuentra como consecuencia del coronavirus». Por si fuera poco, la patronal tumbó el anteproyecto en el que se está trabajando de puertas del ministerio para adentro, entre otros motivos, por la rigidez que se presenta para el empresario en la asunción de costes generados por el empleado en el teletrabajo. En este sentido, Antonio Garamendi, presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales [CEOE], el mayor ente patronal de España, ya había lanzado una amenaza en los días previos. «Si tengo que contratar y se me ponen condiciones imposibles y que no pueda gestionar a mi plantilla, es que yo mañana puedo contratar en Portugal. El mundo es global y la digitalización es global. Cuidado cómo se plantea esto». La realidad es que cualquier empresa con oficinas debe asumir los gastos logísticos. Al respecto, los sindicatos UGT y Comisiones Obreras [CCOO], reclaman que el teletrabajo tenga carácter voluntario; que las empresas pongan los medios necesarios para que sus empleados puedan trabajar desde sus casas; que se compense económicamente los gastos derivados del trabajo a las personas que teletrabajan; el derecho a la desconexión; el respeto a la jornada laboral, y medidas específicas para la prevención de riesgos laborales y garantizar la seguridad y salud laboral de los teletrabajadores, entre otros asuntos. Carretero Miramar admite que conoce «empresas del sector de los call center, del telemarketing, éstas que precisamente amenazan diciendo que se podrían ir a trabajar a cualquier otro sitio, que han tenido a sus trabajadores teniendo que comprar ellos mismos sus ordenadores [computadoras], los auriculares, teniendo que pagar su conexión a internet, etc., con sueldos muy, muy bajos». «Esto implica, no ya un gasto para el empresario, sino una subvención para el propio empresario que sea el propio trabajador el que se pague esto», sentencia el economista.
Robo a gran escala a la población mundial

El presidente de EEUU, Donald Trump, retoma la guerra comercial contra la Unión Europea. No da tregua ni en tiempos de coronavirus. Pero detrás de esta guerra se esconde algo más dramático: reestructurar la economía mundial en base a expoliar a la mayoría de la población mundial, según el economista Julio César Gambina. Amigos son los amigos Al enemigo, ni agua. Así se está comportando Trump con sus ‘amigos’ europeos. Con amigos así, nadie necesita enemigos. De hecho, Europa duerme con su enemigo desde las épocas del Plan Marshall, cuando vendió para siempre su soberanía: desde entonces, el viejo continente es un mero apéndice de Washington, que tiene sus riendas en lo político y económico. Y así volvió a quedar demostrado. No le da tregua ni en tiempos de pandemia y prepara sus torpedos para disparar contra la línea de flotación de Europa: Alemania, Francia, España, y también Reino Unido, pese a que ya está zarpando del bloque comunitario. Una suerte de compensación por las ayudas públicas que dan a Airbus valorado en unos 2.700 millones de euros, según el Departamento de Comercio de EEUU que estudia nuevas tasas a las exportaciones europeas a camiones, cerveza, ginebra o aceitunas, y subir los aranceles a aviones y productos lácteos. Se trata de una nueva ronda gravámenes a productos europeos tras los activados el pasado mes de octubre en el momento en que la Organización Mundial del Comercio [OMC] autorizó al país norteamericano a imponer tasas a las exportaciones europeas por valor de 7.500 millones de dólares, en compensación por las ayudas públicas a Airbus por parte de Bruselas. «De alguna manera EEUU está en un debate político de quién dirige esta estrategia defensiva por mantener la posición de privilegio en el sistema mundial. En noviembre tenemos las elecciones estadounidenses y Trump lleva adelante la iniciativa política para tratar de ser reelecto. Por eso exacerba y exajera algunas medidas que generan respuesta. La respuesta europea por parte de la autoridad económica europea, por parte del Banco Central Europeo, y la carrera de subsidios de Europa a sus empresas, y de EEUU a sus empresas, tiene que ver con esta situación de desorden mundial», señala Gambina. El economista incide en que lo que se vive hoy, y esta continuidad de una crisis mundial capitalista por más de diez años, muestra el desorden mundial. «Pero es un desorden para reordenar, es un desorden para reestructurar las políticas de dominación. Y no perdamos de vista que más allá de este juego de poder entre las grandes potencias económicas. Hay una reestructuración de las relaciones estatales en contra del gasto público social; y hay una reestructuración de relaciones internacionales en desmedro de los países relativamente más débiles». Pero, ¿qué subyace en realidad en todo esto? Para Gambina todo está muy claro. «Lo que crece es la flexibilización laboral. Los cambios estructurales que se está procesando requieren una mayor transferencia de riqueza desde la mayoría de la población trabajadora del mundo, hacia los capitales más concentrados. Una consecuencia de este tiempo histórico es la desigualdad». Aves de mal agüero Mientras el Fondo Monetario Internacional augura una recesión global del 4,9% para el presente año, lo que implica una rebaja de las estimaciones previas de un 1,9%, la factura que generará la crisis del coronavirus luego de pasar raya ascenderá a 12,5 billones de dólares, según el informe Perspectivas de la Economía Mundial [WEO por sus siglas en inglés] del organismo dado a conocer por Gita Gopinath, Consejera Económica y Directora del Departamento de Estudios del FMI. Paralelamente, el subdirector del Departamento de Análisis del FMI, Gian Maria Milesi-Ferretti, quien trabaja codo con codo junto a Gopinath en la elaboración de ese informe, declaró que el conjunto de países del mundo deberá enfrentar los desafíos fiscales devenidos de la pandemia, algo que será esencial para que se establezcan las condiciones para que la economía se reinicie lo antes posible. «El dinero gastado para mantener la viabilidad de las empresas es dinero bien gastado que generará ingresos y una mayor actividad en el futuro y ayudará a la deuda con respecto al PIB. Este es un momento para asegurar un fuerte reinicio de la economía pero como dice la directora gerente del FMI también hay que guardar los recibos. Los recursos no son gratuitos, a pesar de las bajas tasas de interés», dijo en una entrevista que concedió al Economista. «El Fondo Monetario ya nos tiene acostumbrados a estas actualizaciones que dan por tierra con los propios pronósticos, con lo cual me animo a decir que los pronósticos de futuro del Fondo Monetario Internacional son poco creíbles», remacha el economista Julio César Gambina. «Son cálculos matemáticos no necesariamente basados en temas reales. Cuando mucho, lo del Fondo vale en una mirada retrospectiva», enfatiza el analista. «China es la primera vez que en su historia moderna no establece meta de crecimiento para este 2020, porque lo que privilegia es resolver el tema del empleo. Son 80 millones de empleos perdidos en China a propósito de la recesión a causa del COVID-19. Las cifras del FMI son dudosas, y lo más importante es que China no se anima a fijar meta de crecimiento, y ese es un dato relevante, porque la economía mundial no cae tanto, porque China cae menos de lo que cae el mundo», concluye Julio César Gambina.
¿Régimen dictatorial de la UE con empresas extranjeras subsidiadas?

Control. Es a lo que someterá la Unión Europea a las empresas extranjeras subsidiadas. La catástrofe económica que está provocando la pandemia del coronavirus ha hecho que el bloque comunitario tome medidas tan drásticas, como reñidas con el libre mercado del que han alardeado desde siempre. ¿Has lo que yo digo, pero no lo que yo hago? La necesidad tiene cara de hereje. Europa, tierra de libertades, supuestamente respetuosa de los derechos —de todo tipo—, apóstol del libre pensamiento y también del libre mercado, ahora apunta y abre fuego contra las empresas extranjeras subsidiadas por sus países: les va a controlar hasta el último céntimo del cómo, dónde, cuándo, por qué, y sobre todo, cuánto, sobre el dinero que reciben en subsidios. Se trata de una medida que bien podría esperarse de otros países contra los que la propia UE o EEUU, disparan con frecuencia sus quejas a cuenta de la competitividad, pero no de la UE. Hasta ahora. La encargada de dar a conocer la proclama del libro blanco fue la vicepresidenta de la Comisión al cargo de Competencia, Margrethe Vestager. El documento deja constancia de las condiciones calamitosas diagnosticadas a la economía del bloque a causa del coronavirus y subraya que las empresas europeas no compiten en pie de igualdad con algunas de sus pares extranjeras en el mercado comunitario interno. Según dice la funcionaria, mientras las compañías de Europa están sujetas a los estrictos límites por las ayudas de Estado, las extranjeras —como si fueran todas— no padecen el mismo control. «Existe un vacío aquí y eso necesita cambiar», sentenció Vestager. Y el cambio será el sometimiento a un estricto control contra las ayudas que reciben desde fuera las empresas foráneas. El economista Luis Palma Cané se confiesa sorprendido por la medida. «Realmente en Europa la comunidad siempre ha sido muy abierta y eso es lo que le ha permitido competir, no solamente al mercado interno, sino también en el mercado internacional». «Esto es medio confuso además. [Dicen] Que van a controlar las ayudas que podrían recibir las empresas extranjeras porque no estarían en igualdad de condiciones… Es muy peligroso, porque es tan vaga la definición del control que se les va a hacer, que si esto fuera una medida de China, uno estaría propenso a afirmar que no es más que un in crescendo del control estatal o regulatorio de la economía china que es enteramente planificada», advierte el experto. ¿Apuesta de alto riesgo? IHS Markit se la jugó de ojos cerrados. Arriesgó un veredicto respecto a la recesión provocada por el coronavirus, la más profunda de los últimos 75 años. «Irónica y afortunadamente las recesiones desencadenadas por la pandemia en las economías desarrolladas probablemente también serán cortas», apostó el economista jefe de la entidad, Nariman Behravesh. Pero no es el único que hace una apuesta de esas que pagan 100 a 1. El vicepresidente del Banco Central Europeo y ex ministro de economía de España, Luis de Guindos, afirmó que la situación económica en Europa ya ha «tocado fondo» y empiezan a observarse «señales de cierta recuperación». Repite algo que ya afirmó hace unas semanas. Como aquel que intenta convencerse de algo que no es, repitiéndoselo a sí mismo. Y es que desde el punto de vista científico, de momento no hay mucho margen como para una afirmación de ese calibre. «Yo creo que ambas opiniones debieran partir de una primera aclaración que es: ‘todo esto es válido, sí y sólo sí, no se produce la temida segunda ola de la pandemia‘. […] Todas las proyecciones que uno puede hacer, previamente deben aclarar qué supuesto de la pandemia están realizando. Porque no es lo mismo proyectar el nivel de actividad económica asumiendo que la pandemia se está acabando, a proyectar el nivel de actividad asumiendo que vamos a tener un segundo brote», avisa el economista Luis Palma Cané.
Inversiones a nivel global: ¿cómo serán tras la pandemia?

Cinco grandes tendencias de las inversiones. Son las que protagonizarán la economía mundial en la pospandemia de acuerdo al banco suizo Credit Suisse. En un informe elaborado recientemente, la entidad financiera incide en que la COVID-19 mutó sistemas y estructuras previas y preparó el terreno para los cambios que ya están sucediendo. Número clave: 5 En su introducción, el dossier cae en lugares comunes, tales como que la pandemia ha cambiado nuestra forma normal de vivir, lo que incluye a la economía, debido a las medidas de confinamiento. «Esta crisis está desafiando los sistemas y estructuras existentes, sembrando las semillas para un mayor cambio a medida que descubrimos limitaciones en la forma en que aprendemos, trabajamos y vivimos», explica, en una suerte de verdad de Perogrullo. Entonces, el documento titulado ‘Supertrends. Impulsando el cambio‘, se sumerge en lo que al entender de Credit Suisse serán las cinco grandes tendencias que prevalecerán en las inversiones luego de que la pandemia escampe. A continuación, las cinco grandes tendencias en las inversiones a nivel global auguradas por Credit Suisse, y que analizó para Radio Sputnik el presidente de la Consultora Ekai Center y delegado de la Comisión Consultiva sobre el Cambio Industrial [CCMI] en el Comité Económico y Social Europeo, Adrián Zelaia. Cambio climático Descarbonizar la economía: Los inversionistas tendrán razones para destinar recursos a empresas que contribuyen de forma más eficaz a la transición hacia una economía global menos intensiva en carbono. El reciente paro económico causado por la pandemia de COVID-19 ha reducido de manera considerable, en varias regiones, las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que es una clara señal de lo que podría lograrse en el futuro, creando una economía global libre de carbono y más sostenible. Los sectores clave en los que se centra esta tendencia de inversión son: la producción de electricidad sin carbono, el transporte, los actores pioneros del cambio en la industria del gas y el petróleo; la agricultura y la producción de alimentos. Desde un punto de vista técnico tiene poco sentido esta tendencia, de acuerdo al analista. «El esfuerzo en relación al cambio climático tiende a relacionarse con situaciones de evolución económica razonablemente buenas en las que se realiza un esfuerzo añadido por materias medioambientales», explica el economista. En el actual contexto, «se crea de pronto una situación de crisis económica —por lo menos a corto plazo— de una dimensión impresionante en todo el mundo, y en Occidente en particular. Como consecuencia de esto, lo normal es que se prioricen los objetivos más básicos de mantenimiento de empleo, priorizar inversiones relacionadas con el mantenimiento de actividades que ya existen, etc. Plantear que como consecuencia de la situación actual los objetivos de cambio climático adquieren una especial relevancia, me parece bastante absurdo». Sociedades preocupadas Capitalismo integrador: En opinión de Credit Suisse, el descontento popular está relacionado más bien con los temas nacionales, en particular con las desigualdades, que con la percepción de amenazas externas y la tendencia al proteccionismo. El enojo ha dado paso a la preocupación. Credit Suisse, con la ayuda de un nuevo índice, realiza un seguimiento de si las preocupaciones están aumentando o disminuyendo. La COVID-19 ha demostrado que las verdaderas amenazas emergentes son de carácter global y que requieren una cooperación multilateral, así como una protección individual. «Como preocupaciones sociales, tiene sentido. Lo que no sé es cómo relacionan estas preocupaciones, con tendencias de inversión. Evidentemente que de aquí van a surgir sociedades más preocupadas por los servicios básicos, por los sistemas sanitarios, por las amenazas globales. Eso sí parece lógico, o que al menos este sea el primer impacto a partir de la pandemia. Pero la verdad es que no veo cómo relacionan estas preocupaciones sociales, con ámbitos de inversiones específicos», observa Zelaya. Economía plateada – Invertir en el cambio demográfico El envejecimiento de la población probablemente continuará impulsando por muchos años las oportunidades de negocio y el rendimiento de las inversiones. En los mercados emergentes, en especial, el envejecimiento se producirá una velocidad jamás experimentada en la mayoría de esos países. «Esto sí parece claro. Era un segmento en el que ya se preveía de forma muy clara que el simple aumento del mercado, el envejecimiento de la población en el conjunto del mundo y en Occidente y en algunos países emergentes en particular, esto estaba creando un mercado creciente, y por lo tanto, también oportunidades de inversiones en ese ámbito. Es muy posible que como consecuencia de la pandemia el conjunto de inversiones realizadas por una parte significativa, a la que han llamado economía plateada, estas inversiones relacionadas con el ámbito de la salud se reactiven porque la sensibilidad de la población alrededor de la salud, los sistemas sanitarios, etc., aumenten. Esto se puede producir, tanto a través de la compra directa de productos y servicios por parte de los ciudadanos, como a través de la provisión de estos servicios desde el ámbito público», subraya el experto. Infraestructuras – Cerrando la brecha El gasto en infraestructuras está a punto de entrar en una fase de expansión. Hay brechas, están en todas partes, puesto que las viejas economías tienen que afrontar tanto las necesidades existentes como las nuevas y, además, teniendo en cuenta la tendencia hacia una mayor sostenibilidad. Al mismo tiempo, las nuevas economías continúan urbanizándose a pasos acelerados. La expectativa de unas tasas de interés más bajas y, a veces, incluso negativas, durante un período prolongado debería brindar un estímulo adecuado para las inversiones. Zelaia se muestra de acuerdo en este punto. «Las economías emergentes y en desarrollo tienen amplias necesidades de infraestructuras. También Europa y EEUU porque han tenido una infrainversión en infraestructuras durante muchos años y tienen infraestructuras anticuadas, sin renovar, etc. Entonces ahí sí hay efectivamente un ámbito de inversión que previsiblemente va a tener necesidades muy importantes. También, sí puede ser que en concreto esta pandemia del COVID-19 revele déficits de infraestructuras sanitarias en algunos países y que también esto genere inversiones complementarias». La tecnología al servicio del hombre Las continuas innovaciones y los desafíos surgidos con