Airbus anunció su renuncia a los subsidios ilegales que recibe de parte de España y Francia para que EEUU ya no tenga una justificación para seguir azotando, mediante aranceles, al sector agrícola de España. Un sector que se ha mostrado indignado con el Gobierno de Pedro Sánchez, que ha decidido apoyar más a la aeronáutica y abandonó al campo.

¿Airbus a pique?

Misil tierra-aire. Es con el que EEUU acaba de derribar a Airbus con efecto retardado. Lanzado en octubre del año pasado luego de recibir la venia de la Organización Mundial del Comercio [OMC], el proyectil dio de lleno contra la aeronáutica europea días atrás.

La evidencia: su decisión de renunciar a los subsidios ilegales recibidos de Francia y España, tras una pulseada entre el país norteamericano y el bloque comunitario que dura ya 16 años con Airbus y Boeing como antagonistas protagonistas.

Acostumbrado a este tipo de acciones beligerantes allá donde sus intereses siempre arrasan con todo a su paso, cada vez que el presidente, Donald Trump, fija el objetivo, impacta de lleno en el objetivo. Torcerle el brazo a sus socios es la gran especialización del actual inquilino de la Casa Blanca, algo que no puede hacer con aquellos países a los que considera sus enemigos.

Esta decisión de Airbus podría interpretarse como una rendición en una carrera de largo aliento que ya no pudo soportar, toda vez que, entre otras cosas, EEUU continúa controlando el ámbito comercial a nivel global, algo que va atado con la condición de su moneda como divisa dominante. Y la razón es la supervivencia de una parte importante de la economía española básicamente. Así lo deja saber su comunicado.

Airbus señaló que había acordado con los gobiernos de España y Francia suprimir las condiciones preferentes, que llegaban en forma de créditos a bajo interés, para su avión A350 y que ello dejaba sin justificación las represalias comerciales adoptadas por EEUU. «Después de 16 años de litigios en la OMC, éste es el paso final para acabar con la larga disputa y elimina cualquier justificación para los aranceles norteamericanos», incide el documento.

Productos españoles como aceite de oliva, las aceitunas de mesa, el vino, el queso y productos del cerdo, entre otros, han resultado gravemente afectados por las sanciones en formato aranceles que impuso Washington el pasado 18 de octubre de 2019 por valor de 7.500 millones de dólares [unos 6.500 millones de euros] luego de que la OMC le dio la razón a EEUU acerca de que los subsidios que Airbus recibía de España y Francia son ilegales. A saber: 10% de aranceles sobre las importaciones de aviones, que en febrero aumentó al 15%, y un 25% sobre una amplia gama de productos agrícolas, que podría trepar al 100%.

Phil Hogan, comisario europeo de Comercio, agitó el verbo para cruzar a Washington. Como aquel luchador de UFC que salta al octágono, amenazó con un golpe en el mentón a su socio trasatlántico: «Si EEUU no llega a un acuerdo con la UE tras la eliminación de los subsidios a Airbus», el bloque «está preparado para aplicarle sus sanciones».

«La UE ha cumplido, ya no hay razón para las sanciones americanas sobre exportaciones europeas, pedimos que se levanten las sanciones a productos españoles», se esperanzó en un tuit la ministra de Asuntos Exteriores del reino de España, Arancha González Laya. En este punto, la incógnita es: aunque se elimine esta justificación para los aranceles estadounidenses, ¿podría asumirse que EEUU va a eliminarlos?

Al incidir que el actual contexto económico y comercial global, que no es el mismo de cuando comenzó este litigo hace 16 años, y que ahora encuentra incluso a la propia Europa sometida a una guerra comercial por EEUU, el economista Julio César Gambina sostiene «no se puede pensar en el tema de los subsidios y sanciones cruzados en ese tema, sin pensar en el seguimiento de la coyuntura en la economía mundial».

«Más allá del apuro de quienes toman decisiones económicas en los Estados, y que por lo tanto avanzan en querer resolver este conflicto longevo en el seno de la Organización Mundial del Comercio, lo hacen porque son conscientes de una situación muy grave de recesión económica. Ya no es sólo ralentización de la economía, sino que hay un proceso de recesión que impacta en el empleo, en las cuentas macroeconómicas, y hay necesidad de cerrar conflictos para intentar que no se agrave aún más la situación», explica Gambina.

¿Olvidados de la mano de Dios… y del Gobierno?

Indignada. Así está la Asociación Española de Exportadores e Industriales de Aceitunas de Mesa [Asemesa] que exigió a La Moncloa y a la UE que retiren de una vez por todas sus «millonarias» subvenciones ilegales a Airbus para «que EEUU ponga fin de una vez a su política de represalias comerciales».

«Si esto no fuera radio y fuera televisión [dice respecto a Al contado], verías una mueca irónica de sonrisa en mi cara», admite Gambina respecto a las demandas de Asemesa. Y se explica.

«Muestra cierto nivel de inocencia, si se quiere, porque lo que hay que entender es un momento de una inmensa imprevisión de la economía y de la política mundial. Mucho más, si las negociaciones son con EEUU y en la Casa Blanca está Donald Trump».

La institución considera una vergüenza y una afrenta que el presidente, Pedro Sánchez, ratifique públicamente su apoyo a Airbus, que incluso hace unos meses informó sobre un incremento en sus beneficios, mientras el sector agroalimentario de España sufre las consecuencias de los aranceles estadounidenses por dichas ayudas ilegales.

Esta indignación viene a cuenta de que este jueves, Sánchez mantuvo una reunión con el CEO de Airbus, Guillaume Faury, para negociar un acuerdo satisfactorio para el sector aeronáutico de su país, y donde sobre la mesa estaban las ayudas que recibirá ese sector y la posible compra de 50 aviones para el Ejército del Aire de España. Ambas cosas estarían apoyadas en el recientemente acordado fondo de recuperación europeo. Igualmente, Faury ya avisó que los 1622 puestos de trabajo que suprimirá Airbus en España, no se modificará.

«Hay que entender, y es lógico, que una organización gremial, económica, patronal, que ve cómo no puede colocar sus productos en el exterior, cómo le suben los aranceles, cómo se recorta la capacidad de exportación, demande al Estado nacional, o regional –entiéndase la UE–, para que reclame contra un país que está obstaculizando el comercio. Yo diría, [que eso] es no entender el momento de la economía mundial donde se plantean estas restricciones a las producciones nacionales», sentencia el analista.

No obstante, el economista Julio César Gambina matiza que «puede ser que el Gobierno español no esté a la altura de lo que demandan los productores que ven afectadas sus exportaciones a EEUU».

Relacionadas