La enmienda a la Constitución rusa que prioriza el derecho nacional sobre el internacional —una de las modificaciones a la Carta Magna aprobadas por la mayoría de la ciudadanía rusa en un referéndum— es un paso lógico ante las dudas fundamentadas acerca de la imparcialidad e independencia de los organismos internacionales.

Así lo dijo a Radio Sputnik el intelectual español Juan Antonio de Castro, Dr. en Economía y Profesor de Economía Internacional de la Universidad Complutense de Madrid.

Particularmente, citó el caso del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, donde «cerca del 25% de los jueces tienen una relación, o han trabajado, o han estado financiados, por la Open Society Foundation de Soros», según reveló un reciente informe.

«Esto tiene implicaciones muy graves y me parece muy lógico que Rusia blinde su Constitución para no ser afectada por los intereses particulares de grupos privados. ¿Por qué va uno a tener que someterse a un tribunal que tiene influencias absolutamente parciales y globalistas? ¿Por qué va uno a tener que supeditar la Constitución nacional a una farsa de jueces que están actuando directa o indirectamente influenciados por Soros? O bien se protegen las Constituciones nacionales, o bien lo que vamos a tener es el sometimiento a las reglas que vienen dictadas por grupos privados sin legitimación democrática», enfatizó Juan Antonio de Castro.

Insistió en este contexto, en que magnates como George Soros o Bill Gates «no tienen ninguna legitimación moral, ninguna legitimación institucional, ninguna legitimidad democrática para imponer lo que imponen», algo que sí esta ocurriendo, llegándose a que tampoco la Organización Mundial de Salud ni las Naciones Unidas puedan considerarse imparciales.

«Esa enmienda a la Constitución rusa seguramente está influenciada por esa realidad», concluyó Juan Antonio de Castro.

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