La Maquinaria se hizo sentir, el nombre no es por nada, tiene un sentido y sin duda alguna es ese. La fecha más metalera y power del año se vivió este jueves en GEBA ante más de 15 mil personas.

Desde temprano se podían ver los grupos de amigos cerca del Club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires, por allá en el bajo de la Capital Federal. Remeras, Banderas, Cintos con tachas, diferenciaban del peaton común al metalero o dark que iba a esta primer fecha del festival más importante de América que por primera vez visitaba nuestro país.

Mientras en las calles porteñas la gente caceroleaba, en el club se vivía una noche épica. Es que, juntar a grandes, GRANDES, de la música no es joda. Por los escenarios pasaron Max Cavalera con un show bastante parejo, y hasta con el lujo de brindar clásicos de Sepultura como Territory y Roots. Después llegaba el turno de Stone Sour, la banda de 2 Slipknot, nada más y nada menos, con casi 35 grados y un sol que rajaba la tierra, la banda liderada por Corey Taylor, que cuenta con el guitarrista James Root, anteriormente mencionada, salieron de día y sin mascara.

Los platos fuertes, si es que los anteriores no llenaron al público, venían a medida que iba bajando el sol, así es como Mastodon, por primera vez en nuestro país, al igual que Stone Sour, tuvo su momento de gloria. Los Estadounidenses vinieron afiladísimos, con un set bastante amplio y complejo hicieron poguear hasta a los darks, sería capaz de decir. El sol daba de costado, iba bajando de a poco, hasta que termino desapareciendo y las luces, muy bien puestas, se hicieron lucir. Con Black Tonguet tema que abre el último disco de la banda ganador del premio Metal Hammer Golden Gods, abrieron el listado que iba a pasearse por las matices de todos sus discos, desplegando gritos como en los primeros, hasta lo má melodioso que fue la evolución de la banda, y la potencia que caracteriza a la misma.

Malón fue el orgullo nacional de la fecha. Con canticos para Ricardito Iorio (“Que Ricardo Iorio se vaya a criar vacas, esto es el metal!) y la ya reconocida que “baila la hinchada baila…” se agolparon los metaleros, casi todos los mismos que esperaban por Slayer, junto al vallado del escenario principal para ver la reversión de Claudio O´connor, el mismo que venía haciendo carrera solista hasta que el año pasado volvió a retomar este proyecto que, sin duda alguna, es mucho mejor que su etapa anterior, sin desprestigiar, obviamente. Culto Siniestrofue fue quien dio vida al show, Masa Anesteciada no cumplió su prometido, al contrario, despertó a la multitud que cantó el tema de punta a punta, pogueo y descontroló ese clásico de Hermetica. Tu eres su seguridad se encargó de cerrar el set list que armaron para delirio de los pesados Argentos.

Mientras Malón descontrolaba a casi la mitad del estadio, la otra mitad estaba expectante, atonita, colgadísima, mirando como un telón negro cubría totalmente el escenario 2. Es que por ahí iba a salir El Reverendo, y no Alegría, justamente. Marilyn Manson visitó por 4ta vez nuestro suelo, típico de él no tuvo mucha exposición con los medios más que la “gentileza” de brindar un tema para los fotógrafos y camarógrafos que querían retratar algunos de sus limes “naturales”. Don Señor Revendo tiene bien en claro que es un festival, que quiere la gente, y por eso el armado del set list. Hey, Cruel World, uno de los nuevitos, abrió la noche, con una mascara al mejor estilo Swat o Resident Evil, Manson largaba alaridos constantes, un sampler cumplía el rol de teclado y la banda sonaba bastante pareja. Personal Jesus y Sweet Dreams fueron pegados, no es casualidad, el momento de mayor éxtasis fue ese. Para el final venía la parte orgásmica del show, la que todos (darks, metaleros, prensa y ambulantes) queríamos ver, Anticrist Superstar desparramó sentimientos, raros, de esos que te traen melancolía por el tiempo que tiene y no pasa de moda. Marilyn se animaba a tirar el micrófono contra las paredes, patear el pie del mismo, rodar por el suelo, apoyarse contra las mesas montadas en ambos costados del escenario, cambiarse de vestuario unas 4 veces, cambiar de fondo otras 4 veces más, cabalgar en los amplificadores, hasta llegar al delirio extremo en Beatiful People donde desarmó casi por completo la batería de Jason Sutter, tiró todos los pies de micrófonos y el microfono sin asco hacia un costado, desapareciendo del escenario y dejando solamente a la banda despidiendose. Un cierre cordial, podría decirse, teniendo en cuenta que no era un show solista ni un cierre de festival a su cargo.

Mientras se terminaba de armar el escenario principal (por decir algo, ya que ambos eran exactamente iguales) la banda de subditos Manson se iba yendo de GEBA, y otra bandada enorme, que copó la mitad del campo esperaba y agitaba, literalmente, los trapos esperando la salida de Slayer. Con 30 años de carrera es imposible e indudable que vayan a dar un mal show, o un recital poco acorde a la altura de semejante evento. El Chileno Tom Araya salió a reventar todo, así de simple, no tenían piedad por el horario (medianoche, 11 PM pasadas), por el calor, por nada, ellos salían a dar un show contundente y aplastante. No es por nada que fueron una de las mejores 4 bandas metaleras de la historia por allá en la década del 80, y siguió en el top durante los 90 y 2000, sin duda alguna.

El listado tuvo un 35% más tiempo que el de su antecesor, 90 minutos de show. World Painted Blood, tema que abre el último disco editado en el 2009, que lleva el mismo nombre, fue quien arrancó la noche, pegado, sin casi diferenciarse clavaron Disciple. La noche no se iba a regalar así nomás. El sonido de esta fecha fue uno de los mejores escuchados en la vida de este humilde cronista. Parejo, sin acoples, sin fallas, durante toda la jornada se vivió algo bastante difícil de sostener en un evento de semejante envergadura. Slayer, aprovechando de esto, dio el mejor show de Metal que tuvo Argentina durante este 2012. La batería de Dave Lombardo, con doble bombo cual Tanque Iglesias de La Renga, se hizo lucir durante todo el golpeteo, marcando más que bien cual es el estilo de la banda. Garry Holt y Kerry King tienen 3 brazos, por decirlo de alguna manera, es que las guitarras las llevan tan bien puestas y las hacen sonar con tanta naturalidad que ya parecen ser parte de ellos, y obviamente que el ya mencionado Tom Araya es uno de los que más se esfuerza al frente del escenario, no solamente toca el bajo como la ostia, sino que canta como si fuera a ser la última vez, sin temor a quedarse sin garganta, amigdalas, campanilla, o lo que venga. Angel of Death daba el falso cierre, para darle descanso a la banda, pero qué descanso! Para los bises un arsenal traían abajo del brazo. South Of Heaven, Silent Scream, Dead Skin Mask Y Raining Blood fueron los encargados de saciar la sed de Metal que el público tenía. Una noche para recordar, donde, por fin, el sonido, el público, las bandas, estuvieron parejas en calidad, sin desperfectos e inconvenientes.

La nota color: Un vip, lindo vip. Donde pudimos apreciar a Wallas de Massacre, Charly García, entre otros, llegando para ver a Marilyn Manson y Slayer. Junto al público que compró el pase “vip” había unas bellas conejitas de playboy, vestidas sutilmente, por así decirlo, se copaban a charlar y sacarse fotos. Obviamente que del vip no se iban a mover, afuera en el campo, en la posta, eran carne de cañón.

Tw: @Jairoska

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