La VII Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) se celebró ayer en el Hotel Sheraton de la Ciudad de Buenos Aires, que contó con la vuelta de Brasil al mecanismo luego de tres años y con planteamientos sobre los derechos humanos en la región.
Daniel Blinder, politólogo especializado en relaciones internacionales, explicó que la vuelta de Brasil junto con Lula da Silva es positivo para la cumbre de la CELAC, sobre todo, porque trae «nuevos aires para volver a este viejo espíritu geopolítico de integración regional, que la última vez que se vivió fue en la década del 2000, en la época de los progresismos latinoamericanos».
En este sentido, destacó que el relanzamiento del foro con la participación de Argentina podría darle beneficios económicos por la posibilidad de mayor comercio, la apertura de nuevos mercados, la moneda común y pensar distintos mecanismos de integración, no solo de índole política.
Sin embargo, Blinder se definió como «escéptico» en este punto, ya que 2023 es un año eleccionario y las manifestaciones políticas de la oposición, que al parecer es quien tiene mayor posibilidad de gobernar, respecto de otros jefes de Estado que integran la CELAC como el de Venezuela Nicolás Maduro fueron negativas y, a su vez, hay que «ver qué puede pasar con la dinámica de Brasil».
La CELAC se perfila como foro internacional de cooperación y discusión con una integración de América Latina y el Caribe. En contraposición, Estados Unidos pretende que todos esos foros se den en el marco de la OEA, que es la Organización de Estados Americanos y es un organismo tradicional.