En la cumbre por los 30 años de la creación del Mercado Común del Sur (MERCOSUR), el presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, reclamó que se le permitiera a Uruguay comerciar por fuera del MERCOSUR. Y calificó a la entidad como «un lastre», ante lo cual su par argentino, Alberto Fernández, le pidió que abandonara «el barco» si creía que la entidad era un peso. 

El reclamo de Lacalle Pou fue apoyado por los mandatarios de Paraguay, Mario Abdo Benítez, y de Brasil, Jair Bolsonaro. Este último demandó una baja de la tarifa externa común, situada en un 14%; una mejora del ambiente de negocios; y que el consenso necesario para aprobar cambios estructurales no fuera en la práctica un veto. A la vez, el jefe de Estado de Bolivia, Luis Arce, y Fernández se opusieron a la flexibilización. 

No obstante, en diálogo con FRECUENCIA ZERO, la exsubsecretaria de Programación Microeconómica durante el gobierno de Mauricio Macri, Daiana Fernández Molero, advirtió que Argentina necesitaba importar para tener una mayor justicia social, exportar y atraer inversiones. En ese sentido, señaló que los viajantes compraban ropa y tecnología, y que la protección a los empresarios implicaba una desprotección para los consumidores porque, según ella, los aranceles en la aduana a los celulares impactaban en los bolsillos de los trabajadores. 

Asimismo, señaló que las importaciones generaban trabajo y permitían exportar y atraer inversiones. También ejemplificó que una empresa que se quisiera instalar en el país y viera la falta de acuerdos con el mundo, tenía mucha incertidumbre; lo que, en su teoría, reducía las posibilidades de generar más empleo. 

En ese sentido, Fernández Molero resaltó que, al cubrir a un sector de la economía, había una visión a largo plazo para competir en el mundo. Pero, desde su punto de vista, no estaba clara la situación de los textiles y los dueños amenazaban con despedir a los empleados si se quitaban los impuestos a los productos del exterior.

 

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