
En Ponele Rock, charlamos con Daniel Flores sobre su Jamaica no existe. En busca del poder del reggae, un libro que busca respuesta en los discos, en los artistas y también en un territorio que trascendió en el mundo por sus artistas de reggae, pero que internamente es un universo desconocido para el resto del planeta. Asimismo, el tecladista de Satélite Kingston y director de la revista Rolling Stone, detalló cómo fue su investigación y se refirió a la muerte de la cantante de su banda que padecía una enfermedad oncológica y dejó de recibir de parte del Estado sus medicamentos.
Con respecto al libro, Daniel nos contó que comenzó a preguntarse por la «trascendencia de una música de un lugar marginal, con pocos recursos, con músicos que son mayoritariamente intuitivos», considerando que el género jamaiquino ha traspasado las fronteras y ha viajado por todo el mundo. A partir de esta curiosidad, desarrolló una profunda investigación recorriendo la isla, y decidió compartirla a través de este libro, que gracias a la distribución de la editorial El Gourmet Musical, ya se encuentra disponible en las principales librerías del país e incluso en algunas de Chile, México y Uruguay.
Por otro lado, hablamos con Daniel acerca de Araceli Julio, la cantante de Satélite Kingston que falleció el 9 de julio de este año. Lo cierto es que Araceli era una paciente oncológica que ante la interrupción del gobierno nacional, dejó de recibir su medicación durante tres meses, perdiendo así varios ciclos de un tratamiento que debía tomar cada veintiún días. Si bien había logrado recuperar los remedios necesarios en virtud de una acción judicial, frente a la incertidumbre constante y por «razones personalísimas», Araceli optó por dejar el tratamiento.
«Nos tomó por completo, nos volcamos totalmente a acompañarla», dijo Daniel acerca de cómo la banda atravesó la pérdida de su amiga y compañera. «Araceli ocupaba un lugar central por sus características y por lo mucho que la quería la gente», expresó. Además, manifestó su repudio y su desconcierto frente al «maltrato» del Estado. «Un gobierno señalando con el dedo a una persona, una mujer, madre de dos chicos, sola, enferma, sin recursos, yo lo veo como algo demencial (…) ¿Cómo se podría debatir algo así? Me parece imposible», expresó.
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