En el ciclo de entrevistas en la Legislatura Porteña, entrevistamos a Graciana Peñafort, representante de Unión por La Patria.

¿En qué barrio de la ciudad vive?

Belgrano

¿Cuáles fueron sus inicios en la actividad política que la llevaron a la Legislatura?

Mi trabajo de abogada me llevó a acercarme a la política desde un lugar particular del quehacer profesional y ser parte de procesos transformadores en nuestro país. Ese camino recorrido y la convicción de que en esta Ciudad se puede vivir mejor y transformar la realidad de sus habitantes hizo que me involucre para llegar hasta acá.

Gracias a muchas de las acciones que llevamos adelante en conjunto con distintos colectivos ambientales, logramos algunas conquistas sobre nuestro borde costero. Que nuestra Ciudad vuelva a mirar el río de frente, es un deseo de muchos y muchas de quienes vivimos acá. Por lo que, nadie debería perderse un buen paseo por lo poco que hoy tenemos de borde costero y que esperamos seguir recuperando.

Sin duda, no hay experiencia de Buenos Aires que pueda obviar pasar horas en algún café compartiendo una mañana o una tarde con los personajes que los habitan. Como Las Violetas y sus mesas llenas de rococó.

Los circuitos culturales que tiene nuestra Ciudad no han podido ser destruidos, aunque lo vengan intentando hace mucho, y siempre es bueno sumergirse en ellos. Por eso, conocer el CCK se impone.

Las cantinas que sobreviven de La Boca o la pizzería Santa María en Chacarita son experiencias que valen la pena para probar la Ciudad.

Pero, también conocer Puerto Madero y el Puente de la Mujer puede hacerte llevar una linda postal.

De acuerdo a su profesión o interés, ¿qué temáticas aborda como legislador?

Por supuesto que los temas de justicia y seguridad son aquellos en los que me involucro por ser mi ámbito de actuación desde hace mucho tiempo y porque el quehacer profesional hace que los sienta más cercanos. Este año venimos discutiendo algunos temas importantes en materia de justicia y me preocupa y ocupa que el espíritu de la demagogia punitiva que lleva adelante el Gobierno de la Ciudad afecte a los derechos y garantías de las personas que la habitamos.

Por ejemplo, este año discutimos una ley de reiterancia que claramente resulta avasallante sobre el principio de inocencia, que es base de nuestro sistema de justicia. El Ejecutivo trajo un proyecto que se llevaba puestas todas las garantías del proceso judicial. En la Legislatura trabajamos bastante sobre las mejoras, pero aún así, estamos en desacuerdo con la base de discusión que plantea esa ley por lo que fuimos muy críticas y convocamos distintas instancias con especialistas, jueces, camaristas para poder tener una mirada integral del tema con las voces expertas. Lamentablemente, y en un contexto de mayor conflictividad social, se aprobó el proyecto y hoy ese instituto forma parte del Código Procesal de la Ciudad. Entendemos que es grave, porque en los momentos de crisis con niveles de movilización y descontento crecientes, esta herramienta que el Ejecutivo se construyó, puede servir para otorgar mayor discrecionalidad en la represión a la protesta social.

Por otro lado, venimos viendo con preocupación el accionar de las fuerzas de seguridad nacionales en nuestra Ciudad atribuyéndose funciones que no tienen e infringiendo la Ley de Seguridad nacional intrusando nuestro territorio jurisdiccional. Esto es grave e intentamos citar al Ministro de Seguridad al recinto para que explique el accionar de la Policía de la Ciudad y las posibles articulaciones con las fuerzas federales y no ha querido concurrir a dar las aclaraciones del caso.

Uno de los temas que venimos observando de cerca es complementario de estas dos cosas que acabo de decir y tiene que ver con las condiciones de detención que se dan en nuestra Ciudad en comisarías y alcaidías. Porque, cuando hablamos de Derechos Humanos y decimos defenderlos, hablamos de los derechos de todas las personas. Venimos viendo en los últimos años cómo la superpoblación de  personas privadas de su libertad en comisarías (donde no deberían estar) y en alcaidías (donde deberían estar durante cortos períodos). Cuando el Jefe de Gabinete, Grindetti, vino a hacer su informe a la Legislatura anunció muy contento que subieron un 22% las detenciones. Pero, tienen a la gente metida en containers, pasillos, vestuarios. Según los datos de septiembre tenemos 2.113 personas detenidas en lugares que no son aptos para ello. La Ciudad no tiene una normativa acerca de las condiciones de detención en las alcaidías que garantice condiciones dignas para quienes se encuentran en ellas y que pueden llegar a estar ahí según los datos que tenemos, hasta dos años. Por eso estamos trabajando en un proyecto para garantizar condiciones de vida dignas a quienes se encuentran en estos dispositivos.

En este momento estamos discutiendo el Código Procesal de la Justicia del Trabajo en la Ciudad. Es una discusión difícil, que requiere tiempo y poder tener un análisis completo de la situación. Nos preocupa que usando como excusa la discusión de la autonomía de la Ciudad intenten dirimir todos los conflictos laborales del país en los tribunales locales por tener las grandes empresas su domicilio acá.

¿Cuáles deberían ser los lineamientos del desarrollo económico porteño?

Nuestra Ciudad tiene múltiples potencialidades que, lamentablemente, casi 20 años de macrismo han desaprovechado. Decidieron desaprovechar para implementar un modelo de financierización económica al igual que hicieron cuando fueron gobierno nacional. Pero hay muchas discusiones que la Ciudad tiene pendiente y que son urgentes, sobre todo el tiempos de crisis, ¿queremos seguir apostando a un modelo de Ciudad de servicios? ¿Cómo potenciamos los desarrollos vinculados con la economía del conocimiento? ¿De qué manera pensamos el desarrollo del turismo para no ser solamente una ciudad abierta a los extranjeros sino para recibir también a los visitantes locales?

Así como no podemos evadir problematizar las nuevas formas del trabajo que se dan acá y que nos llevan a revisitar la discusión acerca de cómo hacemos para garantizar derechos a los nuevos trabajadores y trabajadoras.

La posibilidad de discutir qué modelos productivos queremos en nuestra Ciudad y para qué tiene que llevarnos a definir cuáles son los ejes estratégicos que permitan el crecimiento de la Ciudad con la mirada centrada en sus habitantes, en rediscutir las inequidades entre norte y sur, en desarrollar oportunidades para todos y todas. El desarrollo productivo de la Ciudad tiene que beneficiar a sus habitantes y a nuestro país, no podemos pensarlo escindido de la redistribución del ingreso de manera más equitativa.

¿Qué cambios educativos, pedagógicos o institucionales propone para las nuevas generaciones?

En nuestro país la educación pública construye condiciones para la igualdad de oportunidades, en la Ciudad debería cumplir también una función de equidad. Tenemos la oportunidad, y los recursos, para que las escuelas de la Ciudad construyan educación de calidad en cada uno de nuestros barrios, retomando el espíritu colectivo y la construcción de comunidad que siempre ha tenido.

Nuestra Ciudad debería poder reconstruir lazos sociales y espacios de encuentro en las escuelas, en los terciarios, en su universidad para volver a pensar que es posible construir una ciudad para todos y todas en las que se respeten las trayectorias educativas individuales al tiempo en que se construye grupalidad y convivencia entre pares. Entiendo a la escuela como un lugar de encuentro en el que la discusión sobre los contenidos forma una mirada crítica y ciudadana sobre los problemas comunes.

No podemos ser ciegos ante los avances tecnológicos que presentan desafíos ante las formas de aprender y enseñar, pero debe primar la mirada de la tecnología como herramienta y no como fin. Deben incluirse en las currículas elementos de innovación, claramente, pero desde la perspectiva integral de los contenidos educativos.

No hay posibilidad de escuela escindida de los problemas sociales que vivimos, por eso, debemos defender su rol de equiparadora, de contenedora, de constructora de lazos sociales que defiendan nuestros derechos y que forme generaciones críticas para construir nuestro futuro.

¿Cómo evalúa y proyecta la descentralización de la Ciudad y las Comunas?

La descentralización que se ha dado en las Comunas es solamente el disfraz de descentralización con el que se dotó a estas de funciones administrativas y no de capacidad real de decisiones sobre las cuestiones que atañen a cada uno de sus territorios. Como sucede con el proyecto del Jefe de Gobierno de instalar la Alcaidía Central en Lugano, desconociendo el pronunciamiento de la Comuna.

Por ejemplo, en la Legislatura obtuvo aprobación en primera lectura el proyecto de modificación del Código Urbanístico que presentó el Ejecutivo. Cumpliendo con la manda de la Ley 6.099, que aprobó el nefasto Código que nos rige desde el 2018, debe haber revisiones al Código cada cuatro años que deben ser aprobadas en la Legislatura. El Jefe de Gobierno, Jorge Macri, envió para su tratamiento un proyecto malo o malísimo, que no sólo no intenta revertir las consecuencias que ha tenido el Código vigente sobre distintos barrios y zonas de la Ciudad, sino que profundiza algunos de los problemas y pretende instrumentar herramientas que poco hacen para contribuir a un mejor vivir en la Ciudad. En esta discusión deberían ser protagonistas las voces de las Comunas. Deberían haberse construido los espacios de discusión necesarios para que la descentralización se plasme en decisiones reales sobre la materialidad de los barrios. Se perdió la posibilidad de poder tener planes de comuna que, con el nivel de especificidad que merece la discusión de la planificación urbana, hubieran aprovechado los conocimientos, las miradas y el trabajo cotidiano de quienes efectivamente habitan y representan institucionalmente esos lugares porque fueron elegidos por sus vecinos y vecinas. Y esto quiere decir, tener herramientas de gestión y de planificación ajustadas a las necesidades de cada escala.

Si pensamos la descentralización seriamente, tenemos que hacer valer las herramientas que ya existen en nuestra normativa (la Ley de Comunas, los instrumentos de planificación territorial explicitados en el Plan Urbano Ambiental y en el Código Urbanístico). No es falta de herramientas normativas, porque estas existen pero no se cumplen, sino de decisión política de realmente darle espacio a pensar la Ciudad con sus particularidades territoriales, sectoriales, barriales. Pensar en las múltiples escalas para mirar la Ciudad nos puede permitir tener planificaciones de mediano y largo plazos que efectivamente mejoren las condiciones de vida de cada uno de nuestros barrios.

¿Qué análisis tiene sobre la reconversión del centro porteño y la crisis habitacional post pandemia?

La crisis habitacional en nuestra Ciudad es un problema estructural arraigado y que no ha sido tomada como eje de la gestión PRO en todos estos años de Gobierno. Sigue creciendo la cantidad de inquilinos, cada vez se vuelven más caros esos alquileres desregulados, los barrios populares siguen creciendo, no hay política real de créditos hipotecarios y las leyes y preceptos de nuestra Constitución local no se cumplen.

Sin duda el Microcentro es una oportunidad para discutir realmente la planificación de una zona de la Ciudad no solo vacía sino en muchos casos degradada. Pero, no solamente con incentivos fiscales o Capacidad Constructiva adicional, hacen falta más herramientas de gestión y voluntad política para implementarlas. No podemos dejarle esa zona librada a la planificación de los desarrolladores. El Estado tiene que ser actor central de la planificación de esa, como de todas las áreas de la Ciudad pensando en el interés común y en la posibilidad de que más personas pueden habitar este lugar. Se pueden implementar muchas herramientas de gestión que sean beneficiosas para el crecimiento que no solo contribuyan al desarrollo inmobiliario sino a pensar en la democratización del acceso a servicios públicos de calidad.

¿Qué ciudad imagina en el futuro?

Imagino una Ciudad en la que todos y todas vivamos bien, eligiendo nuestro barrio, teniendo lugares de encuentro y aportando a la igualdad de oportunidades. Que pueda planificar su desarrollo de manera sostenible y sustentable poniendo a sus habitantes y visitantes en el centro a la hora de pensar sus políticas públicas y que amplíe derechos. Una Ciudad en la que podamos desarrollar nuestros proyectos y que sea sostén de una vida justa para todos y todas. En definitiva, una Ciudad en la que, reine la igualdad y que podamos ser felices.