Sergio Cilia, el dueño de Hamelin Eventos, relató en primera persona la dura realidad que atraviesa el sector.

   

A partir de la aparición de la pandemia, uno de las actividades que aun no pudo reabrir sus puertas fueron los  salones de fiestas que, hasta hoy suman 750 en total, de los cuales cerca de 500 tuvieron que cerrar definitivamente por no poder sostener los costos que implican el mantenimiento de los locales.    

“Luego de diez años de trabajo en el barrio de mataderos, tengo que dar la noticia que debo cerrar definitivamente el local”, sostuvo Cilia. El salón de eventos Hamelin, emplazado en la Avda, Juan B. Alberdi y escalada se encuentra cerrado desde el comienzo del aislamiento.”Estoy vendiendo las cosas para mantener a mi familia”, enfatizó.

Según explicó Cilia, en los meses de enero y febrero las actividades siempre están paradas a causa de las vacaciones, “pero marzo, con el regreso de las vacaciones y el año escolar, es muy esperado por nosotros porque se reactiva el movimiento y este año desde el 14 de marzo estamos sin ningún ingreso”.

La situación de los salones de eventos es más que critica, ”estamos desapareciendo día a día. Particularmente estaba esperando alguna ayuda, un subsidio o algo por parte del Gobierno de la Ciudad y eso no sucede. Hay aperturas en otros rubros pero el sector de los salones de eventos parece que no existe”.             

“Se presentaron varios proyectos de ley de emergencia para convenir un subsidio o una ayuda con varios legisladores de la Ciudad, con un protocolo elaborado, pero aun no hay respuesta”, relató dramáticamente Cilia a este medio.

“Quizá un empresario con una espalda grande puede sostener este tipo de situaciones”, pero las empresas familiares, como es el caso del salón de Cilia, se encuentran  frente a una realidad desesperante.          

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