El año pasado dejó muchas enseñanzas. Una tiene especial importancia geopolítica: el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) concentra más población de la aconsejable. No solo fue el primer foco de la pandemia, sino que proliferan las tomas de tierras. Un fenómeno que se vio en toda su magnitud en Guernica, pero que era algo corriente desde mucho antes. La distribución armónica de la población es un tema pendiente en Argentina desde hace décadas.


Juan Enrique Guglialmelli publicó en 1979 el texto Geopolítica del Cono Sur, donde planteaba la necesidad de reducir la brecha interna de desarrollo y la asimetría poblacional entre las regiones. El general de división, de extracción desarrollista, refleja en el libro las preocupaciones de su época. En aquel entonces ya se presentaba un desbalance a favor del eje Buenos Aires-Rosario y, en términos generales, de la Región Centro, tomada en un sentido amplio, que incluye a la provincia de Buenos Aires. Guglialmelli denomina fronteras periféricas a los espacios amenazados por la ausencia de población o por una amenaza externa. Entre ellos identifica a la Patagonia, el Noreste Argentino (NEA), la Antártida y el Atlántico Sur.
Así como Guglialmelli, varios geopolíticos criticaron el auge pampeano. Señalaban que había sido en desmedro de las otras regiones. El crecimiento excesivo del AMBA, sin embargo, se debe al quiebre de la sustentabilidad rural del interior de la Región Centro. La población rural se muda al AMBA, las capitales provinciales o a los polos específicos de desarrollo económico, como es el caso de Rosario. El interior de la Región Centro también está golpeado, aunque se suela culpar a toda la región por la sobrepoblación del AMBA.


Fomentar la migración hacia el interior
Para limitar el peso excesivo de las pampas, la geopolítica argentina promovió el fomento de las regiones rezagadas. Para hacerlo estableció exenciones fiscales, regímenes de promoción industrial y proyectos de infraestructura de transporte, en especial para la Patagonia y otras zonas del interior. Todo esto fue posible porque el stock de capital así lo permitía. Pero ese stock se fue consumiendo a lo largo del siglo XX.

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Por Matías Battaglia para visiondesarrollista.org

 

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