De acuerdo con los costos de la canasta básica alimentaria y la total, que miden el umbral de indigencia y pobreza, hasta octubre las canastas acumulan un aumento del 88,4% y 83,5%, desde diciembre de 2021, según la medición que hace el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec). Una familia de cuatro personas necesitó en octubre $139.738 para no ser pobre y $62.106 para no ser indigente.
Leopoldo Tornarolli, economista e investigador del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (Cedlas), explicó que el aceleramiento de los precios de los productos de las canastas básicas se van a traducir en un crecimiento de pobreza para el segundo semestre.
De esta manera, pese a que los salarios puedan crecer, si la suba de los productos de las canastas básicas está por encima de la inflación global, necesariamente va a crecer la pobreza. En los primeros diez meses del año, la inflación acumula una suba del 76,6%, pero las canastas subieron en promedio un 86%.
Sin embargo, esta tendencia de que las canastas aumenten más de la inflación no es habitual, de hecho, el año pasado el aumento de la canasta estuvo por debajo de la inflación. Esto explica la caída de la pobreza en los números generales del primer semestre del 2022.
Ahora bien, durante la última etapa del año, la tendencia inflacionaria creció exponencialmente, y hay una pérdida salarial. A su vez, si las canastas básicas aumentan muy por encima de la inflación, «no sería descabellando decir que en el último semestre del año la pobreza retorne al 40%», pronosticó Tornarolli en diálogo con FRECUENCIA ZERO.