Antes de su partida a Puerto Rico, y después de la presentación en el ND/ATENEO, la elegante voz del reggae y boleros se despidió de Buenos Aires en una Fiesta Clandestina en la que los clásicos para bailar fueron el centro de la presentación.
La fiesta en ND/ATENEO había sido de sentado. Para el 18 y 19 de noviembre Mimi Maura había planeado dos fechas como “una opción para la gente que nos quiere ver de sentados”. Y esa fue la gran diferencia con la presentación de Groove, en donde primó una lista de temas con los clásicos bailables de Mimi Maura.
Bajo un denso aire de calor húmedo, típicamente porteño la noche comenzó temprano, con Alika en el inicio. Recién entrada la madrugada, a las 3 am en punto se abrió paso la banda, con los pesos pesados estables del grupo. Aparecía un Sergio Rotman vestido íntegramente de blanco, junto a su compañero de siempre de los Cadillacs, Daniel Lozano, para hacerse cargo del trombón. Mimi Maura, como vocalista hizo su entrada recién cuando los vientos de Leyenda de Guahayona introducían a los espectadores en un ritmo oscuro, de los que supieron desarrollar en el devenir de la composición musical de la banda.
Luego, seguiría uno de los temas alternativos dentro de su discografía Sinner Man, parte del disco “63-68-74”. Con Misterio como tercer tema, se dejaba en claro para donde encaraba la nave musical Mimi Maura. No, No, No tuvo como invitada en el escenario a Miss Bolivia. Jamas estuve aquí encendió la mecha para el baile que también fuera planeada, desde un principio, y La huella trajo el recuerdo de la joven Mimi, en el año 1999.
Fue una noche impecable para los vientos –el saxo de Rotman, un trombón y una trompeta-, a pesar del calor notorio entre los músicos, y con una participación siempre estelar del creador de los Cadillacs como compañero de Mimi y organizador del escenario. Sin embargo, lo que no pudo solucionarse fue el sonido, que no acompañó ni dejó lucir completamente el trabajo de la banda. El Groove, de cualquier manera, no paró de aplaudir a la mujer más sensual del reggae en el escenario local. Una figura que despliega su arte naturalmente, entre bailes que entrega con alegría y calidez a su público, y su brillante voz, destacada aún más en los boleros.
Aunque la fecha no duró más de una hora y cuarto, fue suficiente para revivir los viejos temas de Mimi Maura, entremezclados con algunos de sus últimos trabajos -Canción a Nereida, Olas y arena, Quemapuentes y Fin de los tiempos fueron los presentados del último disco-. Para el sector nostálgico de la Mimi que hacía ska y rocksteady en los 90 Dulces sueños y Casas en llamas fueron la consumación de la fiesta. Ahora, habrá que esperar algunos meses para el regreso de la siempreartista Mimi Maura.
Redacción: Eugenia Serres