Guillermo Roisinblit, es hijo de Patricia Julia Roisinblit, una detenida desaparecida durante la última dictadura militar. En diálogo con FRECUENCIA ZERO, hizo un repaso de su historia y manifestó su apoyo al proyecto que  impulsan los vecinos de Boedo para que una calle del  barrio sea rebautizada con el nombre de su madre.

«Mi historia es como la de muchas personas que sufrieron las atrocidades de la última dictadura. A mi familia la secuestraron en Octubre de 1978, mi mamá estaba embarazada de mí, con 8 meses de gestación. Nos tuvieron un mes, torturaban físicamente a mi papá y psicológicamente a mi mamá. En el trabajo de parto nos trasladaron a la ESMA donde nazco yo. Después de ese momento se pierde todo rastro, todo esto lo pude reconstruir por relatos de sobrevivientes», detalló Guillermo  sobre su historia personal y la terrible experiencia del terrorismo de Estado que sufrió su familia.

«Luego durante 21 años me tuvieron apropiado, yo desconocía totalmente mi historia, vivía en José C. Paz y después en abril del 2000 por dos llamadas anónimas las abuelas me encontraron. Luego de recuperar mi identidad me acerqué a la casa de las abuelas para colaborar con ellas y me enteré que aquel  al que le decía papá era agente civil de inteligencia de la Fuerza Aérea y trabajaba en el centro clandestino de detención donde había secuestrada mi familia. Hasta ese momento mi  historia podría ser como la de cualquier otra persona. Yo era hijo único, de una pareja divorciada, en la que la persona que llamaba papá era un violento, un golpeador.  Después uno empieza a ver los rasgos físicos, que no coincidían sobre todo con los de mi apropiador, entonces dudaba de que sea mi padre, pero no dudaba de la que pensaba que era mi mamá, hasta forzaba un parecido con algún pariente de parte de ella, para convencerme», relató sobre cómo fue la vida hasta descubrir su verdadera identidad.

En relación a lo que pudo saber de su mamá, Patricia Roisinblit, Guillermo la describió de una manera muy emotiva: «Era una persona muy dulce, sensible,  jovial,  siempre interesada por el otro, estudiante avanzada de medicina a solo 4 finales. Muy valiente, muy enamorada de mi papá, la morocha más hermosa que vivió en Boedo para mí, alguien que dejo todo, hasta la vida, por sus ideales. También hija única, la luz de los ojos de mi abuela Rosa y mi abuelo Benjamín.  Por eso tanto dolor y tanta angustia cuando nos secuestraron. Por eso mi abuela con 102 años , sigue militando la búsqueda, siempre está en la casa de las abuelas, dedicó toda su vida a eso»

Sobre el proyecto que presentaron un grupo de vecinos de Boedo para renombrar el pasaje Bathurst como Patricia Roisinblit (que sería la primera mujer en  tener una  calle con su nombre en este barrio), Guillermo expresó: «Yo lamentablemente no tengo ningún recuerdo personal. Me encanta que me cuenten acerca de mi papá y mi mamá,  historias de cómo eran, pero no alcanza. Por eso la importancia de este homenaje, porque es un reflexión muy seria y muy profunda sobre el nombre de la calles, la participación y la incidencia de las mujeres en la historia de nuestro país. Es un orgullo muy grande, aunque no creo que ella haya entregado todo por tener el nombre de una calle, pero esto saca de la invisibilidad no solo a las mujeres, sino también a las desaparecidas. Es un homenaje también a la lucha de mi abuela , de todas las abuelas y todos los organismos de derechos humanos por la memoria, la  verdad y la justicia».

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