En esta edición de nuestro programa hablaremos de las protestas en Serbia y de su interpretación por los medios internacionales.

Esta semana Serbia estalló contra una nueva tanda de confinamientos introducidos por las autoridades locales a causa del coronavirus.

Una manifestación que se celebró el martes por la noche en Belgrado desembocó en duros enfrentamientos con las fuerzas del orden a las puertas del parlamento después de que el presidente del país anunciara la vuelta a las restricciones de movimiento.

Parece que semejante respuesta popular a las medidas que se aprobaron con el pretexto de un nuevo incremento de casos sorprendió a algunos de nuestros colegas de los medios internacionales. Algunos incluso intentaron encontrar una explicación recurriendo a su truco tradicional. Hubo voces que enseguida apuntaron a Rusia como posible «autora» de los disturbios.

No es nada nuevo. Sabemos ya de antemano que para muchos medios europeos cualquier tipo de crisis en Europa últimamente se debe a lo que llaman «intromisión rusa». Para intentar ser objetivos, analizaremos la cobertura de las protestas en Serbia en algunos medios internacionales. «Serbia estalla contra el nuevo confinamiento decretado por Aleksandar Vucic», titula a una de sus crónicas Euronews.

El panorama que se perfila a través de esa crónica de la edición en español de Euronews parece muy claro. Las autoridades serbias levantaron el confinamiento prematuramente para celebrar las elecciones presidenciales, pese a las protestas de la oposición. Y la verdad es que precisamente los partidos de la oposición serbia se perfilan como los primeros interesados en organizar esas protestas.

¿Qué papel tiene aquí Rusia? Es evidente que la respuesta es «ninguno». Hay un detalle importante que es preciso destacar. Normalmente, nuestros colegas de los medios occidentales citan la cobertura por medios oficialistas rusos de una crisis en Europa como prueba de que se trata de una injerencia rusa. Esta vez parece que la cobertura por parte de los medios en cuestión ha sido impecable. «Segunda noche de enfrentamientos en Serbia tras el anuncio de una nueva cuarentena por el COVID-19», titula a una de sus crónicas RT.

La verdad es que no hay una gran diferencia entre la cobertura que ofrece Euronews y la interpretación de RT. Ambas cadenas informan de que miles de personas se congregaron en la capital de Serbia, Belgrado, y otras ciudades importantes del país para protestar contra la intención del Gobierno de reimponer la cuarentena por el coronavirus.

Quizás RT, destaca un poco más que la Policía antidisturbios utilizó gases lacrimógenos para dispersar a las mutlitudes y también el hecho de que los manifestantes lanzaron piedras contra las fuerzas de seguridad.

Por lo demás, no se difieren mucho las dos crónicas. Parece que los medios oficialistas rusos no están enterados de que participan en un plan para instigar protestas en Serbia. Como tampoco las autoridades serbias tienen constancia de la presunta injerencia rusa.

No obstante, también es cierto que lo que comenzó el martes como una protesta contra la anunciada segunda ronda de medidas restrictivas para contener los rebrotes de СOVID-19, rápidamente se convirtió en un intento de asaltar el Parlamento y en enfrentamientos con la Policía.

Una de las versiones que pretende explicar la magnitud de las protestas consiste en que detrás están varias fuerzas de la oposición que acusan a las autoridades de levantar restricciones anteriores prematuramente para celebrar las elecciones presidenciales.

Y la verdad es que la respuesta del presidente del país a los disturbios lo confirma aunque indirectamente. Las autoridades de Serbia lo tomaron muy en serio y dijeron el jueves que las reuniones de más de 10 personas en la capital de Belgrado estaban prohibidas. «Prohiben reuniones de más de 10 personas tras protestas en Serbia», titula la edición en español de AP TV.

Surge la misma pregunta: ¿Dónde está la huella rusa en este asunto?  Parece una cosa totalmente interna. Sin embargo, algunos medios digitales enseguida lanzaron de la versión de una nueva injerencia rusa para desestabilizar la situación en Serbia. Hasta el Ministerio de Exteriores ruso se vio obligado a responder esta semana a las acusaciones. Les ofrecemos la traducción de un comentario oficial publicado en la página web del MAE ruso.

«Algunos medios de comunicación digitales informaron de una presunta huella rusa en los disturbios en la capital serbia, que se produjeron el 7 y el 8 de julio.

Es evidente que los autores de esta noticia falsa pretenden actuar de acuerdo con las teorías de la conspiración que vienen de sus patrocinadores que ven una mano de Moscú por todas partes. En la realidad se trata de una noticia por encargo de muy baja calidad que pretende conseguir el único objetivo de comprometer las relaciones entre Rusia y Serbia.

Esperamos que la violencia acabe pronto y que en nuestro país amigo Serbia se restablezcan orden público y la estabilidad, que todos los debates sociopolíticos que abarcan temas acuciantes para el país vuelvan al marco constitucional».   

A juzgar por las crónicas de algunos medios internacionales que hemos analizado en esta edición de nuestro programa, la versión de la injerencia rusa en Serbia no cuadra con la realidad. Sin embargo, cuadra perfectamente con la teoría de que Rusia aprovecha la pandemia del coronavirus para desestabilizar a Europa.

Es cierto que las teorías de la conspiración abundan en tiempos del coronavirus. La pandemia es una realidad que no todos están dispuestos a aceptar. A muchos les resulta más fácil aceptar una teoría de la conspiración en la que alguien maneja los hilos.

Tampoco es nueva la idea de que Moscú actúa activamente en los Balcanes Occidentales para ampliar su esfera de influencia al ver que la Unión Europea tiene interés en fortalecer sus relaciones con la región.

«Rusia pone el ojo en los Balcanes», tituló la edición en español de Euronews a una de sus crónicas del pasado verano.

Tibor Ördögh, profesor adjunto de la Universidad Nacional de Servicio Público, dijo entonces que los intentos de Rusia han fracasado en algunos países. «Rusia también ha intensificado sus actividades al darse cuenta del fortalecimiento de las relaciones occidentales. Una prueba de ello es el intento de golpe de Estado en Montenegro durante el período de ingreso en la OTAN. En Macedonia están perdiendo terreno desde que Gruevski se fue y su partido se ha debilitado. No tienen esos puentes que tenían antes.»

Pues como vemos las teorías de la conspiración abundan no solo en tiempos del coronavirus. Desde el  enfoque ofrecido por esa crónica de Euronews no extraña que algunas voces ya están hablando de una intromisión rusa, esta vez en Serbia.  Tal y como ha dicho el Ministerio de Asuntos exteriores ruso en su declaración oficial, es evidente que los autores de esta versión pretenden actuar de acuerdo con las teorías de la conspiración que abundan en Occidente en los últimos años. Es totalmente cierto que esas teorías ven una mano de Moscú por todas partes. En nuestro programa anterior analizamos las acusaciones contra Rusia de que está pagando a los talibanes para que maten a los soldados estadounidenses y británicos. Las «investigaciones» de la CNN y The New York Times al respecto han hecho mucho ruido, pero en tan solo una semana parece que la noticia bomba ha desaparecido por completo de los medios internacionales.

Lo más probable es que lo mismo ocurra con la especulación de que Rusia está detrás de las protestas en Serbia. Porque es lo que siempre pasa con cualquier noticia por encargo de baja calidad. La única incógnita que queda es: ¿Acaso se creen que fabricar una noticia por encargo va a pasar desapercibido?

Relacionadas