El país vecino atraviesa la peor sequía de los últimos 70 años y, como consecuencia, perdió sus dos principales fuentes de agua potable: los embalses de Canelón Grande y Paso Severino disminuyeron considerablemente su capacidad y las ciudades de Montevideo y Canelones padecen una verdadera crisis hídrica. “Hace 64 días que más de 1 millón 600 mil personas no tienen agua en sus canillas, se están acabando las reservas de agua dulce y la problemática crece porque no hay previsiones de lluvia ni el gobierno busca soluciones”, expresó Marco Miguez, secretario del agua de la Federación de Funcionarios de Obras Sanitarias de Uruguay.
El dirigente sindical, en diálogo con FRECUENCIA ZERO, afirmó que los barrios de la capital están atravesando días difíciles porque “para mantener las pocas reservas, el gobierno está empezando a jugar con las presiones y afectan a muchos hogares”, por lo que sectores de la ciudad se quedaron sin agua durante horas. Entre las medidas para paliar la situación, se encuentra la reducción del IVA a las empresas embotelladoras para que el valor del agua sea más barato, así como también el traslado de agua a hospitales o demás centros públicos. Sin embargo, Miguez enfatizó: “hay un sector carenciado que no tiene acceso a agua potable, como escuelas, liceos, centros penitenciarios y, por supuesto, los barrios más carenciados, donde la gente está decidiendo si comer o si le dan una botella de agua a sus hijos”.
En referencia a la ayuda que propuso el gobierno argentino, el secretario general de FFOSE afirmó: “nos duele y nos impacta cuando llega ayuda de otros países; el presidente (Lacalle Pou) dijo que la ayuda argentina era mínima, pero a la gente esa respuesta no se le puede dar”. Además, denunció que el agronegocio, así como también la producción de soja, arroz y las papeleras están utilizando el agua disponible: “se están quedando con nuestra agua”, agregó. Por último, denunció que se pierde el 50% del agua potable “por falta de inversión y por el desmantelamiento de las empresas públicas”.