En Ponele Rock hablamos con Jorge Daffunchio, quien coescribió Persiana Americana junto con Gustavo Cerati. El artista plástico y cantante nos contó cómo fue aquel día cuando volvía de dar clases: encendió la radio, buscó una emisora al azar y encontró el programa Submarino Amarillo. Entonces, se enteró de que en el ciclo conducido por Tom Lupo había un concurso en el que varias bandas, entre las que estaba Soda Stereo, elegirían algunas de las letras enviadas por los oyentes.
«Maldito artista» –tal es el nombre de su alter ego– contó que si bien nunca había escrito una canción hasta ese entonces, solía redactar en otros formatos. De hecho, en su casa tenía algunas poesías, seleccionó un par y las mandó a la emisora.
Finalmente, el concurso se canceló. Lo que no se dijo al aire fue que Gustavo Cerati había elegido una letra llamada Cine Negro compuesta por Daffunchio. Pero como no logró ponerle música y no quería seleccionar otro participante, decidió bajarse de la competencia.
A consecuencia de que la poesía de Jorge había sido seleccionada, fue invitado a la radio. El conductor del programa le declaró que de las 1200 composiciones que habían recibido, la de él era la mejor. Eso lo llenó de valor; y por eso se animó a pedirle el número del líder de la banda. Aunque consiguió el contacto de un representante y le acercó todas las letras que había escrito desde el momento en que se enteró del sorteo, no obtuvo mucha respuesta de su parte.
Con el tiempo, un amigo –que es director de fotografía– se estaba yendo de viaje con Soda a grabar el videoclip de Cuando pase el temblor. Jorge aprovechó la ocasión, le dio un sobre con todas esas letras y le pidió que les dijera que “son de parte del chico que ganó el sorteo en la radio”.
Al volver, el amigo le contó que los músicos quedaron fascinados y que cuando tocaran los fuera a ver, ya que querían conocerlo. Como veía que no tocaban, después de conseguir el número de Cerati y dejarle un mensaje en el contestador, pudo reunirse con él.
Una vez juntos, Gustavo le mostró unas bases que tenía grabadas en un cassette y le dijo que escribiera lo que quisiera, puesto que a él no se le ocurría nada. Le dio un papel con 15 frases sueltas que le podían servir de disparadores y se puso a escribir.
Enseguida, el nombre Persiana Americana le remontó a un detective privado, al cual nadie contrata y se pasa todo el día en su oficina fumando y acalorado.
Escribió en total 10 canciones y se las llevó a la semana. Gustavo se volvió a comunicar y le dijo que si bien le gustaban todas, la mejor era Persiana Americana. Solo le pidió que le hiciera algunos cambios, ya que quería que fuera un disco más “romántico”.
Volvieron a pasar varios meses, y recibió un llamado del cantante diciéndole que fuera al estudio para que escuchara cómo había quedado el disco. Jorge se quedó sin palabras al escuchar su letra en el álbum.
Casualmente, la primera vez que tocaron esa canción fue en “Wall Street’: una discoteca ubicada en el partido de Moreno, localidad donde vivía y aún persiste Jorge.
El “Maldito artista” cuenta que escuchar su tema cantado por un estadio lleno de gente lo emociona mucho. Y, consecuentemente, le cambió la vida artísticamente, porque encontró un lugar más donde expresarse.
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