Buenos Aires se ha caracterizado por su diversidad cultural, y en esa diversidad, por tener obras, conciertos, espectáculos, muestras, exposiciones, etc, de gran nivel. Muchas capitales del mundo miran para Buenos Aires respetando a nuestros artistas y a los argentinos como público.

Sin contar la innumerable cantidad de visitas internacionales, desde el concierto en el Luna Park de Frank Sinatra en 1981 (traído en aquel momento por Palito Ortega -sin palabras-), hasta cualquiera de las grandes producciones de grupos de rock actuales como U2, Rolling Stones, o la mismísima Madonna, Argentina supo mostrar que artísticamente tiene mucho que decir, y no sólo ser un buen anfitrión.

En el tango, Piazzolla, Salgán, Troilo y Gardel. En el folclore, Atahualpa, Mercedes y el Chango. En el rock, el Flaco, Fito, Charly y Cerati. Sólo nombrando a algunos de los exponentes, podemos dar cuenta de la calidad musical que poseemos, sin contar a Borges, Sábato y Arlt en literatura; Quinquela, Pettoruti y Berni en pintura; Girondo, Lugones y Gelman en poesía; Olmedo, Tato y Fontanarrosa en humor; y la lista puede seguir, sumando categorías y muchísimos nombres a cada una de ellas.

Muchas falencias y carencias existieron y existen en nuestro país, pero no podemos negar el potencial cultural que tenemos. Aún siendo los artistas los últimos en ser reconocidos y valorados, no podrías pensar tu vida sin música, libros, cuadros, películas, fotos. Y acá tenemos todo eso.

Ahora, la pregunta es: ¿qué nos está pasando?

Ayer el Jefe de Gobierno porteño homenajeó a RICARDO ARJONA.

¿Es necesario que diga algo más?


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