La relación entre el taekwondo y los Juegos Olímpicos tiene una historia, relativamente reciente. Si bien fue un deporte de exhibición durante Seúl 1988 y Barcelona 1992, su primera presentación oficial fue en Sídney 2000.

Aquella edición en Australia, Gabriel Taraburelli le dejó un cuarto lugar a la Argentina. Sin embargo,  el taekwondo argentino empezó una serie de modificaciones dirigenciales y deportivas que repercutieron en los entrenamientos y los rendimientos, generando su retiro de la actividad.

De todos modos, su vínculo continuó con este estilo de vida. De hecho, hoy está sentado en el banco de Lucas Guzmán y fue el entrenador de Sebastián Crismanich, cuando obtuvo el oro en Londres 2012. En este marco, explicó la planificación de la Selección Argentina, tras la confirmación de Tokio 2021 y sabiendo que no habrá más competencias este año.

Desde el inicio de la pandemia y luego de obtener la clasificación a los JJ.OO., los atletas recibieron un descanso y a mediados de marzo se activaron las plataformas virtuales de todos los equipos. Adaptando la preparación a los tiempos que corren, entrenando en espacios reducidos y haciendo foco en el físico y la técnica; hasta la vuelta a la normalidad.

Es que «no es lo mismo el sistema de entrenamiento en campo que virtual», sobre todo en deportes de contacto. No obstante, Taraburelli adelantó, en diálogo con FRECUENCIA ZERO, que esta modalidad llegó para quedarse, porque les permite controlar y visualizar a todos los deportistas argentinos, sin importar sus localizaciones.

Pensando en la máxima cita, el director técnico se refirió a la actualidad de Lucas Guzmán, quien obtuvo la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Lima 2019 (58 kg.) y de bronce en el último mundial.

«Es un excelente atleta. Hoy experimentado, con una edad justa para un Juego Olímpico. Tenemos muchas posibilidades de estar dentro del podio (ya está clasificado) y ser uno de los mejores», afirmó. 

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