¿Globos ‘sonda’?
Los culpables de la detonación y destrucción total de la oficina de enlace conjunta Norte-Sur situada hasta esta semana en la zona industrial de Kaesong, desde la perspectiva de Pyongyang, fueron los 20 globos lanzados desde el sur a finales de mayo con medio millón de panfletos de propaganda contra el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, aderezados con caricaturas de su persona.
Pero pudo haber otra intención solapada, la de hacer las veces de globo sonda: tensar la cuerda de la paciencia del líder norcoreano para ver hasta dónde llegaba. Como se dice popularmente, ‘medirle el aceite’. Si éste último era uno de los objetivos, ya quedaron claros los límites.
Unos límites para el cual desde las altas esferas de Corea del Sur no se habría cuidado tanto que no se traspasaran, de acuerdo al investigador principal del Centro de Estudios Coreanos del Instituto de Lejano Oriente de la Academia de Ciencias de Rusia, Konstantín Asmólov. El investigador recordó que en la declaración de Panmunjom, firmada en abril de 2018 por los líderes de ambos lados, Moon Jae-in y Kim Jong-un, se estableció claramente un punto sobre el cese de las acciones hostiles, y «el lanzamiento de los folletos es una acción hostil», remacha.
Asmólov recalca que al respecto hay antecedentes posteriores a la firma de esa histórica declaración: el del 31 de mayo pasado fue el tercer lanzamiento de folletos en lo que va del año, mientras que en 2019 se realizaron diez lanzamientos. «Otro detalle importante es que esos lanzamientos se realizan desde una zona cerrada, a donde los sediciosos activistas civiles no pueden entrar sin permiso de las autoridades», indicó. Blanco y en botella.
El que avisa, no es traidor
Entonces, se pude entender la cadena de reacciones de Pyongyang. Primero la hermana del líder norcoreano y número dos del país, Kim Yo-jong, amenazó con poner fin a los acuerdos alcanzados en 2018 si las autoridades del Sur. «Si no toman las medidas pertinentes […] más vale que se preparen para la posibilidad de un desmantelamiento completo del ya desolado parque industrial de Kaesong», avisó.
La respuesta que recibieron de parte del Ministerio de Unificación de Corea del Sur, responsable de las relaciones con el Norte, fue que «habían recomendado» en varias ocasiones a los activistas de la ONG Combatientes por la Libertad de Corea del Norte, del desertor norcoreano Park Sang-hak, que dejaran de lanzar los globos. No fue mucho más allá.
Después se desató la tormenta: reiteración de pedidos por parte del norte sin respuestas sustanciosas del sur, y la detonación definitiva con el derrumbamiento del edificio «debido al corte de todas las líneas de comunicación entre el Norte y el Sur», como aclararon desde la Agencia Telegráfica Central de Corea.
La misma agencia denunció a Corea del Sur por haber declarado tras la demolición, que las acciones norcoreanas «violan la declaración de Panmunjom y constituyen una ruptura unilateral del acuerdo». Desde el norte respondieron «Si [las autoridades surcoreanas] no saben cuidar su lenguaje, en respuesta les podemos recordar la idea olvidada hace tiempo de convertir Seúl en un mar de fuego», publicó el medio.
Para el Dr. en Ciencias Políticas Mariano Ciafardini, nada de esto es casual. «Sabemos que los servicios de inteligencia de EEUU, de Inglaterra y de otros países a veces actúan incluso hasta autónomamente de las propias presidencias, de los propios ejecutivos de esos países. Se mueven como una especie de comunidad de inteligencia manejada por los grandes intereses financieros internacionales, más allá incluso de los propios Gobiernos de los países occidentales y todos empiezan a actuar. Y estos grupos de Corea del Sur, son grupos totalmente infiltrados y manipulados por los servicios de inteligencia que están determinando un boicot a un proceso de paz y de integración que tiene que ver con el equilibrio y el desarrollo de la situación en toda la zona del este asiático, en la cual China está muy interesada en que se avance en la paz, así como Corea del Norte, que no tienen más que ganar».
Reacciones
Hubo reacciones a esta escalada en la península de Corea que mostraron claros contrastes. Desde Rusia, el portavoz del presidente ruso Dmitri Peskov, dijo: «Seguimos de cerca lo que está sucediendo en la península de Corea. Esto, por supuesto, causa preocupación. Llamamos a las partes a la moderación». Unas palabras que fueron refrendadas por el canciller, Serguéi Lavrov: «Siempre estamos interesados en mantener y fortalecer la paz y la estabilidad duraderas y confiables en esta península».
Pekín reaccionó con un talante diplomático parecido. «China, como vecino cercano, confía en que se mantenga la paz y la estabilidad en la península de Corea», dijo el portavoz del Ministerio de Exteriores chino Zhao Lijian.
Pero desde Europa, la reacción fue totalmente distinta y parcial. La portavoz de Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la Unión Europea, Virginie Battu-Henriksson, sentenció que demolición de la oficina de enlace intercoreana por parte de Corea del Norte socava los esfuerzos diplomáticos por resolver el problema de las dos Coreas.
«Evidentemente echarle la culpa a Corea del Norte es echar más leña al fuego boicoteando el proceso de la integración», advierte Ciafardini.
«En primer lugar es injusto porque la reacción de Corea del Norte es una contra-reacción a una agresión por parte de grupos, que el Gobierno de Corea del Sur debería controlar y debería evitar que provocaran de esa manera, porque eso es una infracción. Realizar esos hechos de provocación a Corea del Norte desde dentro de Corea del Sur debe estar reglamentado como un acto criminal. Si la estrategia del Estado [de Seúl] es la integración, todo acto provocativo debe ser considerado como un acto criminal», manifiesta el Dr. Mariano Ciafardini.