El sistema de salud argentino está dividido en salud pública, por un lado, y privada, por el otro. Hoy en día, los trabajadores en blanco pagan un aporte para las obras sociales que están en manos de los sindicatos, que terminan financiando al sistema de salud privada.
Ricardo Maldonado, psicólogo y autor del libro El sistema de atención de la salud en Argentina, explicó en diálogo con FRECUENCIA ZERO que el sistema público es el sostén del privado. Esto comenzó a partir del gobierno dictatorial de Juan Carlos Onganía, que obligó a los trabajadores a pagar la obra social. A partir de allí, se fundó el PAMI y las obras sociales, con el aporte de los trabajadores, que comenzaron a financiar el sistema privado de salud. Ello explica que la cantidad de camas de la salud privada haya pasado del 12% en el 1954 al 50% en 2019.
Un trabajador al año aporta a las obras sociales alrededor de un salario completo. Esto ocurrió durante cincuenta años, cuando en un principio la masa de trabajadores registrados era la mayor parte. El aporte de los trabajadores no se capitalizó, porque actualmente existen solo dos clínicas sindicales. Toda la tecnología que existe, como resonadores magnéticos, está en manos del privado y se financió con el aporte de los trabajadores.
De esta manera, lo que propone Maldonado en su libro es justamente desandar lo que se hizo mal y dejar de financiar la salud privada con el aporte de los trabajadores. Es decir, que los privados se queden con la tecnología que consiguieron hasta el momento con el aporte de los trabajadores, y que el aporte de los trabajadores vaya a la salud pública, por el contrario. En ese caso, el privado deberá achicarse; tampoco va a implicar que desaparezca.