
A partir de hoy, los 133 cardenales electores del Colegio Cardenalicio se encerrarán en la Capilla Sixtina para elegir al nuevo papa de la Iglesia Católica y definir al sucesor de Francisco. Luego del juramento de “silencio solemne”, será el momento del extra omnes (“fuera todos”), en el que quedarán recluidos solamente los cardenales y se prestarán para la primera votación del día. Se estima que la primera fumata saldrá alrededor de las 14 horas de Argentina. La duración y el resultado del cónclave son inciertos, pero no deja de ser una tradición establecida desde hace más de 7 siglos.

En diálogo con FRECUENCIA ZERO, Mariano Spléndido, Doctor en Historia, investigador del CONICET y especialista en historia del cristianismo, relató cómo fueron los orígenes de este enigmático rito: “el primer cónclave fue en el Siglo XIII y duró tres años, entre 1268 y 1271 porque había tantas facciones internas que nadie se ponía de acuerdo; duró tanto que el pueblo de Viterbo los encerraron y los obligaron a decidirse, por eso se llama Cónclave que en latín quiere decir bajo llave”. Asimismo, detalló que “cuando el papa quedó recluido en el Vaticano hasta los pactos de Letrán en 1929, fue que se decidió que el cónclave se realice en la Capilla Sixtina porque antes se hacían en diferentes palacios de Italia”.
En cuanto a quiénes pueden electos, el especialista se animó a adelantar sus favoritos: “el famoso cardenal filipino Luis Antonio Tagle tiene un perfil muy acorde y podría marcar una buena continuidad de Francisco, además representaría el desafío de evangelizar el oriente; por otro lado, el cardenal de Madagascar, Désiré Tsarahazana, tiene una perspectiva interesante en materia social y se nota por qué Francisco lo eligió en su momento”. Sin embargo, valoró la posibilidad de un candidato “ignoto” sin carga previa, similar a elecciones históricas que también fueron sorpresivas como la de Juan XXIII.