Coronavirus y nacionalismo sentencian reorganización del sistema mundial

Las sanciones que EEUU viene imponiendo a Rusia de forma indiscriminada e ilegal han favorecido y robustecido la economía del gigante euroasiático. Mientras, los nacionalismos devenidos en los últimos tiempos, aderezados con el inesperado coronavirus, dan un golpe definitivo para una reorganización del sistema económico mundial. Las dificultades dominadas, son oportunidades ganadas. Lo sentenció Winston Churchill y Rusia lo ha demostrado en los últimos años. Y es que el intento de Occidente de poner al país euroasiático de rodillas mediante sanciones, fue un disparo en el pie que se autoinfligió EEUU, y una autoflagelación de Europa a cuenta de su ‘Washingtondependencia’. Y si no, pregúntenle al periódico Financial Times, que publicó un artículo titulado «Rusia: adaptarse a las sanciones deja su economía con una salud robusta». Contrariamente a lo que se podría pensar, hay economistas que afirman que Rusia tiene más que temer a un levantamiento abrupto de las sanciones, que por otras nuevas. En este sentido, Moscú debería sentirse cómodo ahora mismo. «El mayor peligro para la economía rusa sería que EEUU se despertara un día y levantara todas las sanciones. Habría una entrada masiva de capital, la moneda se dispararía, todas las políticas del Gobierno estarían en ruinas. Sería un desastre», cita el Financial Times a un alto funcionario que asesora al Banco Central ruso. En este sentido, el economista Julio César Gambina sostiene que lo que está haciendo EEUU –no sólo con Rusia, sino con varios países del mundo– es ejercer una política de carácter imperial con sanciones, intentando mantener su hegemonía. «Y lo que ha provocado, son respuestas de autonomía en el funcionamiento de algunos países que intervienen de manera muy importante en la economía y en la política mundial. En términos muy concretos, podemos referirnos al caso de China, de Irán, y por supuesto, de Rusia», abunda. Incide en que el acercamiento y asociación con China aleja a Rusia de la esfera estadounidense y por lo tanto las sanciones económicas tienen un impacto mucho menor. Gambina afirma que «hay una situación de cambio en el sistema económico mundial que tiene que ver sobre todo con la unilateralidad de las acciones sancionatorias llevadas adelante por EEUU, que de alguna manera viene a romper el orden económico, y lo que hay es un desorden donde se han destacado situaciones que son muy complejas de analizar». En este aspecto destaca el desorden que significa el Brexit, que deriva en la aparición de distintas orientaciones del nacionalismo. «Un nacionalismo que busca una reorganización del sistema mundial. Me parece que lo de Rusia hay que verlo en ese plano: una consolidación de carácter nacional que es lo que le da la estabilidad». «Me parece que los más importante para destacar de Rusia es que ha logrado, en el marco del desorden mundial, estabilizar condiciones de consenso político de la sociedad para una inserción de relativa autonomía en el orden mundial, con unas asociaciones políticas económicas que generaron de alguna manera sorpresa a cómo se había configurado el mundo en 1989-1991 donde se rompió la bipolaridad», observa el analista. En tanto, en un contexto complejo originado por la emergencia del coronavirus, China anunció una bajada de tasas a las importaciones de EEUU, algo que su contraparte también ejecutará ni bien Pekín dé el pistoletazo de largada. Acciones que se corresponden con la Fase 1 del acuerdo comercial entre ambos países. Al respecto, Tommy Xie, analista de OCBC Bank auguró que «Cualquier movimiento para reducir la tensión siempre es bueno y especialmente, cuando el mercado está abrumado por las noticias del coronavirus. El anuncio sobre los aranceles es refrescante». Gambina señala que «China se ha constituido en el socio número 1, 2 o 3 de la mayoría de los países del mundo». En estas circunstancias, «el coronavirus es un tema que apareció como una sorpresa incorporada a la situación de incertidumbre, y el impacto en la economía mundial ya se hizo sentir», subraya Julio César Gambina.
Foro de Davos: ¿anuncia la muerte del liberalismo?

El Foro Económico Mundial, más conocido como Foro de Davos, conmemoró su 50º aniversario de una forma lapidaria. La instancia, que históricamente sirvió de plataforma de lanzamiento del liberalismo, ahora funge como tarima para los augures más apocalípticos de un sistema que ha dominado el mundo con mano dura, durante los últimos 40 años. Las protestas pagan: el que no llora, no mama Aumentar el gasto social ante tanta protesta a nivel global. Es lo que pide ahora, después de todas sus recetas históricamente fallidas para países donde aparentemente convenía que así fuera, el Fondo Monetario Internacional. Una institución que ha sido azotada por las críticas por su patrocinio de una mal entendida austeridad y el recorte del gasto público que llevó a muchas familias a la ruina, y en muchos casos a suicidios. Así, en un contexto en que el horno no está para bollos en muchos países que arden al calor de las protestas por una economía que les condena, la economista jefe del FMI, Gita Gopinath, exteriorizó lo que se puede entender como un revisionismo institucional. «Es importante reconocer que el gasto social está bien orientado, que los más vulnerables deben estar protegidos y que los Gobiernos deben asegurarse de que el crecimiento y la recuperación son compartidos por todos», manifestó. «La realidad es que el Foro de Davos curiosamente se está volviendo más interesante», dice al respecto el presidente de la Consultora Ekai Center, Adrián Zelaia. «Ha sido un foro representativo de la concepción globalista de la economía y de la evolución del desarrollo, pero precisamente la crisis del modelo neoliberal en los últimos años, está haciendo que surjan opiniones distintas, e incluso discrepancias dentro del mismo foro que hasta hace muy poco eran impensables, y esto les da un interés que no han tenido nunca a los debates que surgen en este foro», observa el experto. Amor en los Alpes Los mimos también tuvieron su reservado en este spa alpino de millonarios. Experimentado como pocos en estas lides, el presidente de EEUU, Donald Trump, muy dado al palo [látigo] y la zanahoria, mientras exteriorizaba su orgullo por haber firmado la fase uno del acuerdo con China, y prometiendo un segundo gancho a la mayor brevedad, afirmaba que la mayoría de los aranceles contra el gigante asiático se mantendrán. Eso no interrumpió el final feliz: «Nuestra actual relación con China, probablemente, nunca ha sido mejor. […] Mi relación con el presidente Xi es extraordinaria: él [Xi Jinping] trabaja por China, yo, por EEUU, pero, aparte de eso, nos queremos». «El hecho de que se haya cerrado esa primera fase del acuerdo, nos está revelando que dentro de esa agresividad [de Trump], se está llegando a acuerdos. En definitiva, estamos en estos momentos en una situación esperanzadora desde el punto de vista de que efectivamente el resultado final puede ser bueno para las distintas partes en juego», señala Zelaia. Un poco de amor francés Asimismo, Trump volvió a amenazar, ahora desde las mismas entrañas de Davos, con imponer aranceles a la importación de coches de la Unión Europea si no lograban alcanzar un acuerdo comercial mutuamente beneficioso. «Esperamos que podamos llegar a un acuerdo con Europa y, si no hacemos un trato, ciertamente las consideraremos [las tarifas]». ¿Y qué pasó? Que más de un país comunitario se metió sus amenazas y medidas en los bolsillos, y uno de ellos fue su enconado adversario, Francia, del cual se pudo constatar que tiene la marcha atrás intacta: con tal de evitar este choque de trenes, ofreció posponer el cobro de la ‘Tasa Google’, también conocida como GAFA [Google, Apple, Facebook, Amazon] para el presente 2020. Para Adrián Zelaia, «la propia Europa tiene que rediseñar su modelo de crecimiento, esto coincide con la crisis del modelo neoliberal, y entonces seguramente todo esto está siendo un incentivo para que Europa rediseñe un modelo de desarrollo de una forma más equilibrada y más basada también en un consumo interno más equilibrado con su propia capacidad de producción, y que a la vez incentive un desarrollo tecnológico en el que Europa se está quedando crecientemente atrasada».
Rusia, ¿salvavidas de Europa?

Al mismo tiempo en que el informe de Riesgos Globales que Davos presenta religiosamente desde hace 15 años en vísperas de su Foro, ve negro todo lo que es verde, la Comisión Europea le coloca un francotirador al apocalipsis medioambiental, y un Instituto austríaco presenta un proyecto donde Rusia resulta una salvadora de Europa. Sin precedentes. Así se presentó el clásico informe previo al Foro Económico Mundial más famoso del planeta. Según la Encuesta de Percepción de Riesgos Globales —impregnada de urgencias— que es preliminar al cónclave y que se elaboró con la participación 800 miembros, los cinco retos principales a nivel global son todos medioambientales. Al respecto, el economista José Luis Carretero Miramar observa que «el tema del cambio climático; el tema de las grandes dinámicas de contaminación; el tema del agotamiento de los residuos fósiles; todo este tipo de dinámicas provocadas por la interacción entre la industria, entre la economía humana y capitalista, y entre el ecosistema, están generando una situación irreversible». «Y en este sentido va a ser necesaria una gran transición, una gran adaptación», sentencia el analista. Pero en Davos no están solos en esta cruzada. Y es que el alumbramiento del dossier ocurre un día después de que la Comisión Europea presentara su plan de inversión por valor de un billón de euros para inducir a una economía más verde y neutral, con referencia a las emisiones de carbono para el año 2050. Tan apremiantemente real se barrunta el tema, que ambas instancias, Comisión y Foro, cargan y apuntan su artillería hacia el mismo blanco, y el mismísimo comisario de Economía del bloque, Paolo Gentiloni, sentencia que «Abordar el cambio climático será la tarea definitoria de esta Comisión». «El problema fundamental de esto es cómo se hace, quién lo hace, y para qué lo hace», subraya Carretero Miramar. «Aquí está en nudo gordiano de todo esto. Ese gran estímulo público, que se quiere poner en marcha, ¿va a ir encaminado realmente a realizar una transición hacia una matriz productiva distinta que implique necesariamente una producción más basada en lo cercano, en las necesidades de la población como tal, o implica simplemente la adaptación de los grandes oligopolios ya existentes, y el facilitar que sigan obteniendo el poder fundamental de nuestra sociedad de cara al futuro?», se pregunta el economista en este sentido. Entonces, aparece el Instituto de Viena para los Estudios Económicos Internacionales [WIIW] para ‘amenazar’ con un proyecto al que han dado en llamar ‘La ruta de la seda europea‘: 11.000 kilómetros de nuevas vías de tren y carreteras, por valor de un billón de euros —sin un céntimo de los contribuyentes— y donde Rusia jugará un papel crucial. Según su director ejecutivo, Mario Holzner, el objetivo es cuádruple: incentivar el comercio con el este de Europa y el oeste de Asia; modernizar las infraestructuras y las conexiones entre los países; proporcionar a la UE un proyecto común que ilusione; y lo principal, se erigirá como una instancia de ‘competencia’ complementaria a La Nueva Ruta de la Seda. El proyecto contempla la construcción de dos autopistas modernas y vías de tren que conecten a Lisboa con los Urales, y a Milán con Volgogrado y Bakú. Esto generaría más crecimiento y empleo en el corto plazo, al mismo tiempo que en el medio y en el largo plazo, dice el documento, aludiendo directamente al crecimiento económico paupérrimo que presenta la zona euro. «En el universo globalizado, una de las cosas que tiene que hacer Europa básicamente es interrelacionarse, constituir una economía interdependiente integrada con sus vecinos más cercanos. En ese sentido, Europa tiene que tener presente su condición, podríamos decir que casi incluso euroasiática, y frente a esa primacía que se le ha dado siempre desde la dirigencia y las élites europeas a la relación atlántica con los EEUU, construir mecanismos de integración, de desarrollo y de intercambio con Rusia, incluso con la propia propuesta de la Ruta de la Seda china», concluye José Luis Carretero Miramar.
2020: ¿imposible que Trump pierda las elecciones?

Los Cisnes Negros del Saxo Bank para este 2020 están regados por el populismo político y los tipos de interés negativos que se aplican en varios países desde hace varios años y que buscan paliar la crisis que estalló hace más de una década. Son las predicciones impactantes e improbables que cada año lanza la institución financiera danesa. Cada año el Saxo Bank lanza estas predicciones impactantes, con una consecución improbable. El economista argentino Luis Palma Cané analizó para Radio Sputnik los Cisnes Negros de 2020. Trump no será reelecto presidente El actual inquilino de la Casa Blanca perderá las próximas elecciones, según el Saxo Bank, que predice que los artífices de su derrota serán los millenials y la generación Z, es decir, quienes hoy tengan entre 20 y 40 años de edad, ya que Trump ganó las pasadas elecciones gracias a ciudadanos blancos en edad avanzada. Ganará el candidato demócrata con un margen de 20 millones de votos. «Me parece demasiado salido de la posibilidad real», afirma Palma Cané. Explica que incluso el impeachment fortalecerá la figura de Trump debido a su personalidad. También alude el experto a la buena salud de la economía de EEUU bajo su presidencia, por lo cual «no veo la verdad un Cisne Negro con un demócrata ganando, salvo que aparezca algún otro episodio que todavía no podemos prever». Impuesto ‘America First’ Trump creará el ‘Impuesto EEUU Primero’ [America First Tax] al amparo de su política proteccionista y que servirá para reestructurar el sistema tributario estadounidense en su totalidad, y a la vez estimular la producción nacional. Se centrará en una tasa del 25% a productos importados, pero producidos por empresas de EEUU fuera del país. Palma Cané ve muy baja la posibilidad de «que en un periodo de elecciones Trump intente algún cambio que le puede generar una serie de corriente en contra, porque en los cambios siempre hay ganadores y perdedores, y creo que no es del estilo de Trump ‘mover el avispero’ previamente a las elecciones». El BCE sube los tipos La presidenta del Banco Central Europeo da un volantazo en la política de la institución y decide subir los tipos de interés al constatar que la política monetaria no estimula la economía comunitaria. «Eso quiere decir que triunfaría la postura ultraortodoxa de Alemania y Holanda ya que política monetaria no puede seguir ayudando a evitar este casi estancamiento que tiene Europa», explica el economista, pero afirma que no cree que Christine Lagarde siga ese sendero. «Creo que va a seguir insistiendo en la política monetaria expansiva, que no se va a dar por la mayor baja de la tasa de interés, sino continuar y aumentar la inyección de dinero que hace a través de la relajación monetaria». El Brexit será un éxito El primer ministro, Boris Johnson, ejecuta la salida del bloque comunitario y lanza un plan de gasto público. El PIB nominal británico [PIB con inflación] sube un 8% y el FTSE 100 [índice bursátil más importante de Reino Unido ] se revaloriza un 15% más que el resto de bolsas. «No creo que [el Brexit] sea un éxito[…]. Creo que por el contrario, va a sufrir dos o tres años por esta salida respecto al crecimiento potencial que tiene EEUU», sentencia al respecto el economista. ¿Hungrexit? La relación entre Budapest y Bruselas se puede ver agravada debido a la política antinmigratoria de Hungría, país contra el cual el bloque activó un procedimiento en virtud del artículo 7 del Tratado de la Unión a causa de las restricciones cada vez más agudas que ese país aplica a la libertad de prensa, tribunales y ciencia. Esto lleva a que Budapest sienta tocada su soberanía y decida abandonar el bloque. «No creo que la UE esté fallando, como dicen los euroescépticos […]. Creo que la UE es una buena herramienta, un excelente instrumento, y lo que hay que hacer es perfeccionarlo, pero no salirse. No agotar la posibilidad de seguir en una comunidad: la teoría y la experiencia indica que es mucho mejor que estar aislado». Fin del modelo nórdico de bienestar en Suecia Cambio de actitud masivo y pragmático en Suecia a medida que el país trabaje para integrar mejor a los inmigrantes de Oriente Medio y África que ya conforman alrededor del 25% de la población del país. Una situación que ejerce una sobrecarga en los servicios sociales. Y es que los últimos estudios apuntan a que el 25% de la ciudadanía se escora hacia el discurso que rechaza la inmigración. A lo que se suma una recesión que amenazaría a su modelo de bienestar en el presente año. «La posibilidad de ocurrencia es muy baja», sentencia Palma Cané respecto a este planteo, que no obstante opina que es un buen planteo. «El esquema nórdico ha probado ser muy eficiente. Ha probado que es posible tener una alta presión impositiva siempre y cuando eso permita darle a los ciudadanos servicios esenciales». Palma Cané señala que, como toda Europa, Suecia tiene un problema con la inmigración que tiene que ir resolviendo, y que las cosas no se solucionan tirando las cosas por la ventana. «Hay que tratar de resolverlo y mantener un esquema de bienestar social que ha probado ser exitoso».
Rusia y China entendieron todo y frustran a Occidente

El Banco Mundial despidió 2019 con un bombazo y un consejo. Presentó un informe demoledor que indica que la deuda de países emergentes y en desarrollo trepó a los 55 billones de dólares, y la tipificó como récord absoluto del último medio siglo. El consejo: actuar sin dilación para fortalecer sus respectivas políticas económicas. Oleadas Mundiales de Deuda. Bajo ese título, un análisis de reciente publicación del Banco Mundial alerta de que durante los últimos ocho años se ha registrado el incremento de deuda más obsceno de los últimos 50 años. Grande, rápido y generalizado, fueron los adjetivos que utilizó la institución al referirse a la progresión de las deudas. De esta manera, el Banco Mundial plantó la bandera roja en la playa de la economía mundial, más precisamente en la ensenada donde se recuestan los países emergentes y en desarrollo. El dossier presenta «un estudio completo de los cuatro principales episodios de acumulación de deuda que se produjeron en más de 100 países desde 1970. En él se llegó a la conclusión de que la relación entre deuda y PIB de los países en desarrollo ha aumentado 54 puntos porcentuales hasta llegar al 168% desde que la deuda comenzó a acumularse en 2010». El presidente de la Consultora Ekai Center señala que en este tema, el problema se centra fundamentalmente en China. «Hay divergencias muy importantes entre unos y otros países emergentes, y los extremos quizá podríamos situarlos en una China con una economía en este momento con un fuerte nivel de endeudamiento, y Rusia con un nivel de endeudamiento bajísimo», apunta el analista. «Ahí hay dos perspectivas: una economía con un nivel de endeudamiento muy bajo como el de Rusia tiene en principio grandes expectativas de futuro en la medida que van a hacer frente a cualquier contingencia pues tiene unas reservas de capacidad de endeudamiento importantes», subraya Zelaia. El estudio del Banco Mundial incide en que la mitad de la deuda pública de estas economías está en manos de inversionistas no residentes. Se trata de un porcentaje bastante mayor que hace una década. Gran parte de esa deuda en el caso de países de bajo ingreso se contrajo en condiciones no concesionarias y por fuera del marco de resolución del Club de París. Al respecto, Zelaia afirma que el caso de China, desde el punto de vista de Occidente, puede resultar sorprendente. «China no se endeuda con países extranjeros, sino que prácticamente la totalidad de su deuda es interna. […] Es muy importante que esos acreedores que cobran la deuda sean del mismo país. Si son de otro país, todo el efecto negativo de la deuda se registra íntegramente en el país. Si los que cobran la deuda son del [mismo] país, se registran por un lado los efectos negativos, y por otro los positivos». Pero el analista remarca que la estrategia de contraer deuda por parte del gigante asiático tiene un segundo impacto muy importante. Indique que mientras en los países occidentales los acreedores de deudas son fundamentalmente bancos privados, en China son fundamentalmente bancos públicos. «Eso quiere decir que el destino de esos fondos de la deuda se pueden gestionar de acuerdo con los intereses generales, cosa que no sucede en los casos de bancos privados. Y esto es muy importante, porque en el momento del pago de la deuda, en los países occidentales este pago tiende a tensionar el PIB a la baja, y por eso es tan peligrosa la acumulación de deuda, mientras que en el caso de China, los que cobran los intereses de la deuda son bancos públicos, y entienden que el Estado y el Gobierno –en base a las políticas públicas– pueden gestionar cómo destinan esos recursos en función de la situación concreta del momento. Si quiere incrementar la demanda para la inversión en el gasto público, puede canalizar esos recursos en la dirección que estime conveniente», observa el experto. «Por eso, que las características de la deuda de China no son comparables con las de la deuda de Occidente», concluye Adrián Zelaia.
2019: ¿70 años de una lección de China al mundo?

La República Popular de China celebró sus 70 años de existencia en este 2019. Algo que se inició en 1949 de la mano de un campesino Mao Zedong con una revolución –que a su vez contiene a varias revoluciones– que dio un acelerón furibundo en las últimas cuatro décadas para colocar al gigante asiático como segunda potencia económica en la actualidad. Para entender de forma rápida la revolución que ha traído a China al lugar fundamental que ocupa hoy en el mundo, se la puede graficar como una matryoshka: revoluciones dentro de una gran revolución. Fue lo que convirtió en apenas siete décadas a un país de índole campesina, atrasado en varios aspectos, y padeciendo miserias económicas, en una potencia que ha sacado lo peor de EEUU: le llevó a declararle una guerra comercial. Esta transición de ‘mendigo a millonario, sorprendente desde toda perspectiva, pero sobre todo desde la del tiempo, en realidad llevó bastante menos que 70 años, algo que ya de por sí es admirable. Porque la historia señala que China es la que es, gracias a lo que emprendió hace cuatro décadas. Basta mencionar que recién en el año 2001 se hizo miembro de la Organización Mundial del Comercio [OMC]. China en un pantallazo Para resumir esta revolución en un pantallazo, se pueden mencionar algunos de los hitos que marcaron su andadura. Todo arranca en el año 1949 cuando el líder campesino Mao Zedong declara la fundación de la República Popular de China. En la década comprendida entre los años 1966 y 1976, la Revolución Cultural trae aparejada una convulsión política y social. Pero 1977 marca un punto de inflexión: es el año en que Deng Xiaoping comienza con las grandes reformas económicas y es donde se inicia la China que es hoy. El año 1989 será recordado por las manifestaciones en la plaza de Tiananmen. Apenas dos décadas después, en el año 2010, los números dicen que el gigante asiático se convierte en la segunda economía mundial, apenas nueve años después de ingresar en al OMC. El economista Julio César Gambina explica que antes de la revolución, «China era un país muy atrasado que venía de una tradición de subordinación a las políticas hegemónicas, principalmente inglesas, de manera muy importante, que arrastraba las guerras del opio. […] La Revolución China supuso una consolidación al desafío de la hegemonía capitalista de organización de la vida cotidiana». «Supuso un aliento a la perspectiva de revolución contra el capitalismo de construcción del orden socialista y estimuló procesos de emancipación y revoluciones en muchos territorios, incluso con un impacto muy importante en América Latina», apunta respecto a su influencia en el orden internacional. En el actual contexto, visto con la mirada que da el transcurso del tiempo, al declararle EEUU una guerra comercial da la impresión de que Washington no supo ver lo que se venía, y sobre lo que tal vez hubiera querido actuar antes y de otra forma. Gambina señala en este sentido que «es difícil que [desde EEUU] hubieran visto lo que se venía, porque ellos sintieron a la modernización china propuesta en el ’78, como un triunfo del ideario principal del orden capitalista, e imaginaron que esas definiciones económicas impactarían en el plano de la política, sin comprender que China nunca abandonó la política del partido único, la planificación del Estado, el control político, el militar, la estrategia internacional, el peso del Estado en la economía, la construcción de una estrategia militar que fue cambiando». Julio César Gambina concluye que «la diferencia entre China y los países capitalistas desarrollados, es una planificación orientada de larga duración».
Europa: ingenieros en el norte, camareros en el sur

Mientras la inflación en la eurozona se situó en noviembre en el 1%, Alemania necesita inmigrantes cualificados para evitar la fuga de empresas en un momento en que la tasa de desempleo en los países del sur sigue siendo alta. Algo que obedece a que el proceso de integración europeo no ha sido real, según el economista José Luis Carretero Miramar. La Unión Europea es una comunidad dividida, al menos, en tres partes desiguales. Están los del norte, países netamente industrializados; están los del sur, países que sólo pueden optar a ofrecer servicios. Y luego están los del Este, donde los países que integran el grupo de Visegrado van por libre y rechazan acatar algunas normas y decisiones del bloque. Aunque siempre la dan la bienvenida a las partidas de dinero. A esta situación, el economista José Luis Carretero Miramar la describe a grandes rasgos de una forma muy sencilla: ingenieros en el norte, camareros en el sur. Este es el precio que pagan, básicamente, los ‘países de la periferia’, que son los países del sur, según el experto, que son los de siempre, el cinturón que alimenta a la ‘locomotora’ del continente. Y es que Alemania se enfrenta a un problema recurrente de falta de trabajadores cualificados, agravado en los últimos meses. El ‘debe’ se sitúa en casi un millón y medio de puestos sin cubrir, algo que ha empujado al país teutón a echarse a una búsqueda frenética de mano de obra ante los temores de una fuga de empresas. Para resolver el desaguisado, Alemania quiere volverse un «país de inmigración». Así, su canciller, Angela Merkel, reconoció que en caso de no encontrar soluciones, «las empresas tendrán que migrar y es lo último que queremos». Carretero Miramar explica este extremo. «La política de austeridad que se ha dado en el marco de la dinámica de crisis a partir del año 2007, genera toda una serie de desequilibrios fundamentales en torno a los países del norte europeos industrializados, que tienen el control real de la moneda comunitaria, y que interponen por lo tanto una relación de intercambio en el marco de la economía global a los países del sur o de la periferia –que pueden ser los mediterráneos– que se encuentran en una situación en la que están sometidos a una política económica y monetaria que no es a la que ellos les vendría bien». El economista sostiene que los países del sur «tienen unas economías mucho más débiles que no están no centradas en la industria como en el norte, sino centradas fundamentalmente en los servicios», concluye José Luis Carretero Miramar.
Otro golpe letal de China a EEUU

China volvió a asestar otro duro golpe contra EEUU. Aunque su nueva medida sentencia que hará una purga de todos los ordenadores de procedencia extranjera de todas sus instituciones públicas, está claro que se trata de un torpedo que lanzó contra la línea de flotación de las tecnológicas estadounidenses, que serán las máximas damnificadas. La venganza será terrible, dice la frase. Si EEUU pensaba que tenía a todas las sartenes existentes en el planeta de la economía global por el mango, China le demuestra y verifica de manera continua uno de los principios fundamentales de la física, aquel que dice que a cada acción, hay una reacción igual y opuesta. En este golpe a golpe que se ha transformado la guerra comercial desatada por el presidente, Donald Trump, devenida en una Guerra Fría tecnológica, Pekín ha decidido pagarle a Washington con la misma moneda. Y es que esta Guerra Fría tecnológica reconoce su origen el pasado año, cuando en una medida sin precedentes y tirando del mantra tan manido de la tan mentada ‘seguridad nacional’, la Casa Blanca prohibió a todos sus funcionarios utilizar equipos Huawei, aparte de otras compañías del gigante asiático como ZTE. En mayo apuntó a esa supuesta emergencia nacional para sentenciar una ley ejecutiva contra la tecnología de «adversarios extranjeros». Lo cierto es que la devolución de este golpe por parte de China supone un golpe en los riñones a empresas como Microsoft, HP y Dell. De forma indirecta –o directa–, Trump le mete la manos en los bolsillos a estas empresas que se podría traducir en los 135.000 millones de euros anuales que representan las ventas de estas tres empresas a China. Esta medida del Gobierno chino, tomada por la Oficina Central del Partido Comunista, es conocida como «3-5-2», a saber: prevé reemplazar el 30% de los equipos en 2020, el 50% en 2021 y el restante 20% en 2022 el año 2022. El presidente de la Consultora Ekai Center, Adrián Zelaia, afirma que esta medida del gigante asiático es un golpe muy duro a las empresas estadounidenses, al señalar que China tiene una ventaja importantísima sobre EEUU, y es la dimensión de su país, y la dimensión del parque informático. «Porque la renta per cápita de EEUU es muy superior a la de China, pero el parque informático de China está superando muy rápidamente al de EEUU. El hacer frente con las mismas armas, de alguna forma en reservarse su potencial de mercado [interno] con respecto a este tipo de productos tecnológicos, puede suponer una baza muy importante y casi definitiva para que las empresas tecnológicas chinas en primer lugar dentro de mu pocos años», sentencia Adrián Zelaia.