La Mesa de Gestión Interjurisdiccional de la Cuenca Cildáñez (MGICC) mantuvo su segundo plenario, con la presencia del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR), la Red de Adecuación Ambiental de la Cuenca (RAAC), la Red Intercomunal de la Cuenca Cildáñez (RICC), la Junta Comunal, la Asociación de Usuarios y Consumidores, las organizaciones y vecinos.
«Este espacio es parte del camino que arrancó con las inundaciones en 2013, que nos llevó a construir esta red intercomunal de la cuenca para formar un mapa de riesgo y ver de qué manera se empezaba a resolver toda la problemática», comentó Fabio Oliva, integrante de la Mesa.
El espacio viene funcionando con diversos grupos de trabajo. Por un lado, están quienes realizan un mapeo participativo, reflejando toda la información dispersa sobre la cuenca; después están los miembros que monitorean las obras que se están haciendo y las que se deberían encaminarse, y además promueven la generación de un biocorredor para articular todas las superficies verdes.
Durante el último encuentro, el referente comentó que también hubo integrantes que presentaron un acuerdo sobre la metodología de trabajo de cara a la próximas reuiones. Será una especie de «fuelle del bandoneón», en el que habrá un staff estable y luego un grupo de participación.
De esta manera, Oliva planteó, en diálogo con FRECUENCIA ZERO, que la intención es pasar de una fuente de contaminación a una de vida, como «debió ser siempre».