
Durante la inauguración oficial de la Exposición Rural, el presidente Javier Milei anunció una baja de retenciones para el sector agroexportador de alrededor del 20%: el maíz y el sorgo pasarán del 12% al 9,5%, el girasol del 7,5% al 5%, la soja del 33% al 26% y sus subproductos del 31% al 24,5%. Además, el trigo y la cebada mantendrán su alícuota del 9,5% y se reducirán los derechos de exportación para la carne bovina y aviar, que pasarán del 6,75% al 5%. Según estimaciones oficiales, la medida tendría un costo fiscal del 0,1% del PBI, equivalente a USD 700 millones.

En diálogo con FRECUENCIA ZERO, el economista José Castillo sostuvo que esta baja beneficia principalmente al núcleo agroexportador más concentrado y no a los pequeños productores, quienes “aplauden, pero no se benefician en absoluto”. Advirtió que el gobierno rechaza cualquier gasto que ponga en peligro el superávit fiscal, excepto cuando se trata del agro. Comparó el costo de esta medida con el aumento de jubilaciones, que implicaría el 0,3% del PBI, y cuestionó la “doble vara” del discurso oficial.
Castillo también alertó por el posible impacto inflacionario: al reducirse las retenciones, productos como la carne y el maíz se deberían alinear con los precios internacionales, lo que podría trasladarse al precio del mercado interno. “El precio de la carne tendría que subir en los próximos 15 o 20 días. Además, el maíz es insumo de una cantidad infinita de cosas que también podrían aumentar. La baja de retenciones no es gratis en términos de inflación”, señaló.