El show de Las Pelotas de ayer se vivió como una de esas películas en que los tiempos cronológicos están completamente mezclados, porque que Las Pelotas abriera con Orugas hacía sospechar que sería un recital variadito, en cuanto a la lista de temas. El fantasma no muerde (1999), como segundo tema y Saben (2009), como el tercero elegido, lo verificó. Y si alguna duda quedaba todavía, Combate, canción incluida en Amor Seco (1995) dejó afuera toda duda. Saltando de un disco a otro se pasó la noche, viajando en el tiempo, y volviendo como si nada a los discos más recientes.
Desde las 21.30 horas, y apenas terminó de sonar Ojos Locos, los peloteros que habían esperado un poquito más atrás del pogo de la primera banda arrancaron con los cánticos clásicos de cada uno de los recitales “LAS PELOTAS es un sentimiento, no se explica, se lleva bien adentro y por eso te sigo a donde sea. LAS PELOTAS hasta que me muera!”. Acercándose las 22 hs. los primeros acordes empezaron a sonar y todo fue fiesta.
En casi dos horas de espectáculo Las Pelotas metió 24 temas con dos pequeñísimos cortes de no más de tres minutos cada uno. La primera parte del show incluyó versiones del último disco como Ya no estás, último corte del VIVO en el Luna Park, e incluido en Basta, para continuar con el de Despierta, Qué podés dar. Alternando una versión más eléctrica que de costumbre de Cómo se curan las heridas, volvieron a Despierta con Pasajeros y Como un perro. Un viaje al primer disco de la banda Corderos de la noche de 1991 recordó ese tema que daba nombre a la placa, con los integrantes cantando como ovejas, y la ausencia del bocha Sokol en la voz, que más de uno habrá sentido particularmente en ese momento. Pero también fue momento de presentaciones, ya que se sumó el nuevo guitarrista que reemplazará al recientemente fallecido Tavo Kupinski.
Afuera quedaron los clásicos de los recitales, como Hawai y Shine. En seguida de Personalmente, el bloque reggae se hizo sentir con Si supieras y Que estés sonriendo. Nada quedó de esos sonidos jamaiquinos después, cuando continuaron con Capitán América, y el pelado Dafuncchio con una remera tapó su cabeza con una camiseta de Argentina, mientras retumbaba fuerte la trompeta que interpretaba el himno de Estados Unidos.
Así, durante toda la velada sonó una intensa lista de temas, que tuvo su punto álgido a partir de Rey de los divinos, hasta el primer corte, cuando terminó de sonar Sueños de mendigos. Porque si lo que la banda logró realizar en este tramo fue un justo clima, con los integrantes brillando en conjunto, y una sincronización impecable.
Una breve narración de Germán Dafuncchio a Sebastián Schachtel –tecladista- en forma de cuentito, fue la introducción para uno de los temas oscuros de la banda: “cuando se van al infierno se encuentran conmigo”, advertió el pelado a Schachtel, antes de arrancar. El más logrado, también, en lo que fue el recital para esta cronista, que tembló de miedo cuando, lento y bajito el pelado cantó: “sufrirás aquí, lo que gozaste allá, reventando cabezas, pisándolas, aquí no escaparás, las puertas se sellaron, no busques más” para luego lanzar Tomás Sussman, Gaby Martínez y el Pelado Dafuncchio el grito estremecedor al unísono, que hizo creer a más de uno que ahi abajo se la pasa realmente mal.
Seguirían los temas más destacados de la banda, entre el público. Día feliz, Peces, Esperando el Milagro –“una canción de cuna que me cantaba mi papá”, relataba Dafuncchio- Sin hilo y Mendigos de amor. 23.05 y el primer corte, luego de una hora quince de show.
La noche continuaría con un clásico pelotero como es Cuando podrás amar, y otro más, Bombachitas rosas, y otra vez el bocha Sokol, con su inconfundible tono de voz en la memoria. Para cerrar se escucharía un cuarto tema de Corderos de la Noche: Nunca me des la espalda, para culminar la noche con el tradicional homenaje a Sumo, El ojo blindado, que dejó a un público, como es regla en los recitales de Las Pelotas, aplaudiendo por más, mucho más.