El presidente Alberto Fernández dispuso la semana pasada para el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) el cierre de las escuelas y la cancelación de actividades deportivas, sociales, culturales y religiosas hasta el próximo 30 de abril.
Asimismo, el mandatario suspendió la circulación desde las 20 hasta las 6, el funcionamiento de los shoppings y las reuniones sociales en ambientes cerrados. También estableció que las actividades al aire libre podían tener un aforo de hasta 30 personas y que solo el personal considerado como «esencial» podría usar el transporte público.
Sin embargo, en junio de 2020, el ministro de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, Fernán Quirós, destacó que no había una evidencia técnica para asociar la suba de casos de coronavirus con las rutinas físicas. En ese momento, días antes, el presidente Alberto Fernández había resaltado en una entrevista televisiva que las salidas a correr significaban un foco de contagios.
Por su parte, en diálogo con FRECUENCIA ZERO, el vicepresidente de la Cámara de Gimnasios, Adrián Stoll, confirmó que el ministro de Deportes y Turismo de la Nación, Matías Lammens, no hablaba con el sector. Asimismo contó que el camino era a través del encargado del área de Producción de la Ciudad, José Luis Giusti, que se contactaba con el Jefe de Gabinete del distrito, Felipe Miguel, quien, a su vez, llevaba el pedido a su par de Nación, Santiago Cafiero.
También contó que, cuando salió el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), los gimnasios no estaban involucrados bajo la nomenclatura de «Deportes», y que, luego fueron incluidos en las restricciones. No obstante, Stoll resaltó que se había cumplido con todos los protocolos desde la reapertura de noviembre, que fue con ventilación y un 30% de aforo,
Asimismo, advirtió que la actividad física ayudaba a mantener las defensas altas contra el COVID-19 y que los clientes habían retornado con sobrepeso y en un estado de sedentarismo.