El presidente Alberto Fernández afirmó ayer que era hora de que Córdoba se integrara al país y no tuviera la necesidad de parecer algo distinto, durante un encuentro con 150 dirigentes cordobeses del Frente de Todos (FdT) en el Centro Cultural Kirchner (CCK).
Antes, Fernández había calificado a la provincia como un “terreno hostil”. El Frente de Todos, distanciado políticamente del gobernador Juan Schiaretti, obtuvo el 10,9% de los votos; por debajo del 24,5% de la alianza fomentada por Schiaretti y del 47,5% de la coalición Juntos por el Cambio (JxC).
Por su parte, en diálogo con FRECUENCIA ZERO, el historiador Eduardo Sartelli destacó que las declaraciones habían sido un error no forzado típico de un político sin recorrido, contrariamente a la situación del gobernante nacional. En esa línea, remarcó que el Gobierno no podía tener estos dichos si pretendía hacer pie en Córdoba. De igual modo, alegó que no debía defender al referente mapuche Facundo Jones Huala si quería ganar en la Patagonia.
A la vez, resaltó que, después de las elecciones, el FdT implementará un plan de estabilización del estilo del Fondo Monetario Internacional (FMI); en este marco, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner (CFK) no tendrá otra opción que ser opositora. Asimismo, el especialista recalcó que ni ella ni la alianza Juntos por el Cambio deseaban que Fernández se alejara porque no lo podían reemplazar…
Asimismo, Sartelli sostuvo que el mandatario nacional podrá romper el partido si ponía en orden la economía hasta el 2023; y que la Confederación General del Trabajo (CGT) lo apoyaba. No obstante, puso de manifiesto que, a través de la CGT, hablaba el empresariado, debido a que los dirigentes sindicales pedían, según él, las mismas reformas económicas.
En tal sentido, subrayó que CFK apostaba a, en dos años, recuperar el electorado que no la veía como opositora a Fernández. Y, finalmente, expuso que la carta posterior a las renuncias en el Gabinete apuntaba que esta no era la gobernación de la funcionaria.