Se conoció la inflación del mes de enero, tan alta como terminó en 2020 con un 4%. La diferencia es que diciembre es un mes estacionalmente alto en subas de precios, precios que en enero deberían bajar, sin embargo, este enero demuestra una tendencia anual inflacionaria alta. José Castillo recordó que había tres reuniones claves del gobierno: con los gremios, la mesa de enlace y los empresarios.
Hubo un impresionante aumento en la suba de alimentos que alcanza un 4,8%. Tiene que ver con el cambio de muchos productos desde los Precios Máximos hacia los Precios Cuidados sumada a la autorización del gobierno de subas del 15%. Además la carne. Otro rubro es la suba de las naftas de la mano de YPF. Las comunicaciones sufrieron el aumento de las empresas como respuesta al anuncio del gobierno de congelar las tarifas.
Haciendo las cuentas, la inflación va hacia el 48% anual a pesar de tarifas congeladas y el dólar quieto. En el mejor de los análisis dice que, tomando los mejores salarios de la argentina, los trabajadores pierden tres puntos de poder adquisitivo y los trabajadores del Estado perdieron más de 10 puntos en 2020
José Castillo explicó cómo se expresó la oposición entre discurso y realidad en estas reuniones:
Con los gremios reinó el discurso. Sosteniendo la proyección del 29% de inflación anual. La propuesta de los gremios fue firmar por 29% y cláusula gatillo. El gobierno no aceptó. El aumento en cuotas, sin ninguna garantía va a costear la inflación a costa del poder adquisitivo de los trabajadores. La promesa: una futura reunión para negociar si la inflación es mayor. Nada cambia.
Con la mesa de enlace ganó la realidad. El gobierno se desdijo de la amenaza de aplicar la suba de retenciones. Con el planteo de una preocupación por la situación pero sin exigencias y con el pedido de cooperación. Gana el Poder Real.
“Los de las empresas se reunieron con el Estado pero les mandaron los Suplentes” a la negociación, ilustra Castillo, “como los equipos de primera que juegan la Copa Argentina”. Martín Guzmán les dijo que el mercado formaba los precios y que es un problema macroeconómico. El gobierno adhiere al diagnóstico liberal de que hay muchos pesos en el mercado y que es producto de la emisión monetaria, lo que amerita un ajuste para la solución de este problema. Sin lugar para el discurso.
El escenario proyecta que faltan los aumentos de la canasta escolar de marzo, que algunas provincias están comenzando a aumentar las tarifas, que la nafta seguirá aumentando. ¿Cómo puede hacer el gobierno para que la inflación no se dispare más? Al contrario del discurso, el gobierno tiene que lograr salarios bajos, que el campo y los empresarios sean “medidos” con la suba de precios, mientras el gobierno tiene agarrado el dólar. La realidad es que se olvidó de los especuladores financieros, que juegan fuerte y hacen que todo penda de un hilo. No están las reservas para frenar las estampidas de compras especulativas. El BCRA no puede salir a pelear hoy, sobre todo si no ingresan los dólares del campo. El gobierno trata de retrasar el dólar respecto de la inflación. Es un mecanismo peligroso ya que no es bueno retrasar el tipo de cambio porque comienza el gasto de divisas para consumos en el exterior y se potencia la insuficiencia de divisas.