La Ciudad de Buenos Aires tiene un sinfín de clubes de barrio, que educan dentro y fuera de la cancha desde hace años. Este es el caso de Flores Club, anclado desde 1936 en Quirno 947. Una institución que desarrolló el baby fútbol y el futsal para chicos y chicas de todas las edades.

Más allá de los éxitos deportivos, el coordinador Damián Cipolat Bares destacó el sentido de pertenencia como motor de los más jóvenes y sus familias. «Terminan el baby y no se quieren ir. Hay chicos que empezaron con cuatro años, y hoy tienen 20 y siguen», afirmó. Es que el club les ofrece contención mediante un staff de profesores.

En diálogo con FRECUENCIA ZERO, el referente también marcó el crecimiento del fútbol femenino con el correr de los años y la importancia de los títulos internacionales en futsal para el crecimiento de la disciplina.

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