Esta semana, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires anunció que se utilizarán boletas tradicionales de papel para las elecciones generales del próximo 22 de octubre. De esta forma, la Boleta Única Electrónica (BUE) quedó descartada tras las demoras y dificultades técnicas que presentó en las PASO del 13 de agosto. “Los sistemas de votación electrónicos no cumplen con los requerimientos mínimos para garantizar la integridad de una elección, el secreto del voto y la transparencia del proceso”, afirmó Beatriz Busaniche, presidenta de la Fundación Vía Libre, una organización civil que presentó una cautelar contra el voto electrónico en la justicia electoral de Capital.
En diálogo con FRECUENCIA ZERO, la activista denunció que, a pesar del mal funcionamiento de las máquinas de votación, a cargo de la empresa Magic Software Argentina, las mismas “siquiera fueron prendidas o chequeadas previamente” porque “en algunas aparecieron candidatos de las elecciones de Paraguay”, lugar en el que fueron utilizadas previamente. Asimismo, agregó: “la fragilidad es tal que en 2015, la misma empresa, se presentó ante la justicia para denunciar que su sistema se había hackeado en las elecciones de CABA de ese año; esa investigación nunca derivó en la solución del problema, nunca se supo quién fue ni las consecuencias del hackeo”.
El decreto publicado por el gobierno de la Ciudad establece que las elecciones porteñas se realizarán bajo el Código Electoral Nacional. Sin embargo según Busaniche, contradice el propio código electoral de CABA: “en el código nacional se establece como método de votación la boleta papel por partidos, pero, a pesar de eso, en Ciudad se mantiene la división de la votación para cargos nacionales y locales; aparentemente habrá dos biombos, los votantes deberán ir a uno a buscar la boleta nacional y al otro la boleta local; todavía no se sabe si habrá una o dos urnas”.