
Gerardo Romano pasó por Ponele Rock y se explayó sobre la nueva temporada de Un judío común y corriente. La obra basada en la película del dramaturgo suizo Charles Lewinsky, arrancó su puesta número 11° en el Chacarerean Teatre (Nicaragua 5565, CABA). La trama se basa en un judío alemán que vive en Hamburgo y recibe un invitación en su contestador de un profesor de historia que le propone contarle su experiencia a sus alumnos. A partir de allí, el protagonista comienza una disertación consigo mismo muy mordaz, irónica y aguda de por qué no quiere asistir a la institución.
Durante la charla, quien encarnara al inefable Antín en El Marginal, analizó la obra que habla sobre el Holocausto, el nazismo, Hitler. De hecho, reconoció que lo emociona que el público permanezca en un silencio admirable, aunque también haya lugar para las risas. «Es difícil hacer humor con el Holocausto», dijo en ese sentido.
Asimismo, hilvanó su relato y lo relacionó con la dictadura cívico militar argentina, al tiempo que también mencionó a Javier Milei como un personaje mediático que mete miedo por proceder contra el pueblo: con ajuste y represión.
Romano también recordó sus tiempos como parte de la custodia del por entonces presidente Arturo Umberto Illia, a quien vio en paños menores, y en otra oportunidad insultando a los granaderos el día que lo derrocaron. Asimismo, explicó por qué recién llegó a los 28 años a la actuación, adelantó que falta poco para el spinoff de El Marginal llamado En el Barro y contó cómo lleva la enfermedad de Parkinson.
Quien revolucionara la década del 90 con sus papeles en Zona de Riesgo, en otro fragmento de la entrevista respondió cómo se le ocurrió regalarles entradas a aquellas personas jubiladas, con problemas económicos o, entre otras cosas, desempleadas. En ese contexto, contó algunos casos conmovedores.
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