La consultora Ecolatina publicó un sorpresivo estudio que revela una expectativa de crecimiento de la actividad económica en torno al 1%, sin contar al sector agropecuario. Según la organización, las razones serían dos: el impacto de la sequía fue considerablemente menor al esperado y en los consumidores prevaleció el fenómeno “act now”, mediante el cual aumentó la compra de bienes y servicios como alternativa de ahorro, a partir de la fuerte aceleración inflacionaria, un restrictivo cepo cambiario y mucha incertidumbre por los plazos electorales. En otras palabras, “los pesos les quemaron” a los argentinos.
La sequía fue el principal argumento utilizado por el gobierno para justificar la crisis económica desatada en los últimos meses. Si bien el desempeño de la economía se vio atravesado por dicho factor climático en la primera parte del año (el sector agro registró caídas más elevadas que las del 2009), los efectos no se trasladaron a la economía en general, gracias al impacto de la actividad económica que eliminó todo el efecto recesivo producido por la misma. Las excepciones fueron diferentes sectores asociados que sí se vieron afectados, tales como el de maquinaria agrícola, agroquímicos y ciertos rubros industriales de alimentos, bebidas y transporte.
De todas formas, la consultora proyecta que la economía tendrá una caída de aproximadamente el 1,5% en el promedio de 2023 y una deuda comercial en ascenso: la Argentina actualmente le debe a importadores de bienes unos USD 44.000 millones, con un crecimiento de USD 13.000 millones entre enero y septiembre. A este panorama se le suma el segundo tramo del swap con China de USD 6.500 millones que, si bien serán utilizados para solventar pagos con el FMI, Ecolatina estima que el restante será aplicado para frenar las presiones sobre los mercados paralelos y la aprobación de nuevos pagos de importaciones.