El presidente Alberto Fernández dictó ayer nuevas medidas frente a la segunda ola del COVID-19 para el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y le pidió a la población que profundizara los cuidados y las medidas de distanciamiento.
Entre las medidas, Fernández restringió la circulación nocturna desde las 20 horas hasta las 6 de la mañana; suspendió las actividades recreativas, sociales, culturales, deportivas y religiosas en lugares cerrados; estableció que las actividades comerciales cerrarían a las 19, que los locales gastronómicos funcionarían por entrega a domicilio luego de las 19; canceló las clases presenciales; y destacó que las Fuerzas Federales asegurarían que se cumplieran las imposiciones.
Por su parte, en diálogo con FRECUENCIA ZERO, el legislador porteño Sergio Abrevaya apuntó que el Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, debía defender a la institucionalidad de la Ciudad y que no había ley que avalara la intervención de Fernández.
En ese sentido, Abrevaya remarcó que el mandatario había cancelado la presencialidad en las aulas por orden de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y del secretario general del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (SUTEBA), Roberto Baradel.
Además, el legislador advirtió que el sector gastronómico vivía del turismo y apuntaba a trabajar al 50% de la capacidad, pero, al no poder abrir a la noche, en su teoría, los restaurantes necesitarían una ayuda del Estado.
En otro sentido, el funcionario resaltó que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) había recibido el 8% de las vacunas distribuidas, cuando necesitaba el 23% porque, según Abrevaya, tenía 17 médicos cada 1.000 habitantes y las otros distritos promediaban los trece doctores cada 1.000 personas. En la misma línea, apuntó que la provincia de Buenos Aires se había dedicado a armar vacunatorios en los que se inmunizaba a jóvenes de 24 años.