Los asistentes virtuales están cada vez más presentes en los ecosistemas comunicacionales, transformándose en una interacción cotidiana. Casi inimaginable esta evolución para el científico Joseph Weizenbaum en 1966, mediante el diseño del primer chatbot.

Sin embargo, la referencia no es solo a autómatas humanoides como C3PO (el androide dorado de StarWars), sino a otros que se mueven por múltiples dispositivos, como celulares, smartspeakers, consolas de juegos e, incluso, en el metaverso.

La pandemia del covid-19 potenció la inmersión de las personas en la virtualidad; y, al mismo tiempo, el uso de asistentes virtuales en empresas y organismos públicos. En la Ciudad de Buenos Aires, el chatbot del Gobierno marcó un rumbo regional, luego de su integración con WhatsApp. No obstante, los asistentes no siempre sirven para las necesidades de los clientes y, muchas veces, es necesario la presencia de personas.

Según el sitio Markets&Markets, el mercado mundial de “conversación IA”, que engloba a todas las interfaces de asistencia virtual que usan inteligencia artificial, crecerá a 18.400 millones de dólares para 2026. De este modo, la pregunta que se desprende es cómo enseñar a las máquinas a hablarles a las personas. Para esto, el foco está en el Procesamiento de Lenguaje Natural. Su desarrollo apunta a que los bots realicen diálogos similares a los que tienen los humanos entre sí.

Cada vez más expertos en lingüística, comunicación y artes dramáticas son reclutados para diseñar y entrenar los diálogos de los asistentes virtuales con sus potenciales usuarios. Así, buscan darle personalidad y carácter, hasta llegar a la arquitectura de los flujos de conversación posibles.

Enrique Fraga, docente de la Licenciatura de Comunicación Digital e Interactiva de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), aseguró que el término de asistente virtual es un juego de palabras en inglés, proveniente de chat (conversar) y bot (robot). «De alguna manera, logra una conversación en manera automatizada», manifestó.

En la actualidad, las conversaciones son más complejas, en comparación a los primeros años de vida, y permiten el procesamiento de distintos datos, mediante la ayuda de la inteligencia artificial. «El desarrollo de la tecnología y la facilidad que significa desarrollar un chatbot es lo que permitió que existieran en distintos rubros», señaló.

Para Fraga, la relación con la ciencia ficción es clave, ya que la realidad se nutre mucho de elementos de la fantasía, marcando un rumbo a seguir. «La diferencia está en que la ficción todavía concibe esa mirada trágica de la inteligencia artificial. Piensa que los asistentes artificiales son conscientes y tienen alcance; que en la realidad no se llega a ese nivel. No estamos hoy en asistentes virtuales con una inteligencia a nivel humana», aseveró.

Si bien es muy común decir que la inteligencia artificial suprimirá formas de trabajo en distintos ámbitos, el profesor también aseguró, en diálogo con FRECUENCIA ZERO, que se generarán nuevas actividades relacionadas al entrenamiento de esas máquinas. Es que los dispositivos requieren un monitoreo y entrenamiento.

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