Este 19 de julio se cumplen 40 años del inicio de los Juegos Olímpicos de Moscú 1980. Una justa deportiva que estuvo marcada por el boicot impuesto por EEUU al cual se sumaron medio centenar de países que no acudieron a la cita. No obstante, para los rusos, y para los deportistas participantes, se convirtió en una experiencia enriquecedora.

Un reto

«Para la Unión Soviética era un gran desafío, porque por primera vez le tocó a Moscú y a otras ciudades [soviéticas] acoger unos juegos de talla planetaria», dice al respecto quien entonces era un estudiante de Filología de la Universidad Lomonósov de Moscú, y quien hoy es Responsable de las emisiones de Radio Sputnik en español desde Moscú, Víctor Sújov.

Detalla que pese al boicot impuesto por EEUU y al que se sumaron muchos países, a Moscú llegó un montón de delegaciones de los cinco continentes. «Y si hablamos por ejemplo de la participación latinoamericana, era bastante nutrida: Brasil, Venezuela, Guatemala, República Dominicana, Colombia, Costa Rica, Cuba, México, Nicaragua, Perú, Ecuador, estuvieron presentes en la cita de Moscú». Añade que entre las ausencias más destacadas, aparte de la de EEUU, fueron notorias las de Canadá, Japón y China.

«Tuve la suerte de trabajar en los Juegos Olímpicos de Moscú como traductor de español e inglés en la Casa de Servicios en la Villa Olímpica. Nos preparamos durante un año, como guías, traductores, pasamos un curso especial de tecnología deportiva. Finalmente yo me encontré en la Villa Olímpica con mi credencial que me daba el privilegio de estar entre la familia internacional de deportistas de primera talla», apunta con orgullo el periodista.

A Sújov le parece increíble que ya hayan pasado 40 años desde entonces. No obstante, sus recuerdos son muy frescos y vívidos. «Yo recién terminaba el segundo año de estudios de filología en la Universidad Lomonósov de Moscú. Claro que sentimos una tremenda responsabilidad y algo de miedo, porque fue en realidad el primer contacto vivo con gente hispanohablante: nunca voy a olvidar mi primer encuentro con el equipo de ciclistas de Ecuador que hablaban un castellano tan raro que yo al principio casi no entendía nada», dice entre risas.

Los deportistas extranjeros y Moscú

Confiesa que aprovechó la ocasión para hablar con deportistas españoles, cuya delegación era bastante numerosa: 155 personas llegaron a Moscú bajo la bandera del Comité Olímpico Español, porque en parte se sumaron al grupo de países que boicotearon los Juegos de Moscú.

Sin duda lo que a nadie se le escapó fue observar la reacción que tenían los deportistas extranjeros al pisar territorio soviético con un régimen comunista. «Si uno observaba la conducta, la percepción de la capital rusa por los atletas olímpicos extranjeros, se sentía que llegaron un poco tensos, reservados. No asustados, pero con algo de inquietud por la acogida que les podría esperar en un país desconocido, en un país comunista además», observa.

«Pero con el transcurso del tiempo todo esto pasó y ya se sentían como si estuvieran en casa. Era posible verlos pasear por las calles de Moscú, hablar con la gente. Es decir, se sentían muy a gusto en la capital rusa, más porque hacía un tiempo buenísimo durante las dos semanas que duraron los juegos», indica.

Los números y un ‘infiltrado’

En los Juegos de Moscú se disputaron 23 modalidades y estaban en juego 203 preseas: 150 en modalidades individuales, y el resto en equipos. Hay que destacar que pese a la gran ausencia de países fuertes, Moscú sumó a su bagaje 74 plus marcas olímpicas, 39 récords europeos y 36 récords mundiales.

«A mi me parece que esta estadística impresiona. Si hablamos del medallero, como era de esperar, el equipo anfitrión, el de la Unión Soviética, ganó el primer puesto tras obtener un total de 80 medallas de oro, 69 de plata, 46 de bronce, totalizando 195. Seguido por el equipo de República Democrática de Alemania, y en la cuarta posición quedó el equipo de Cuba con 8 medallas de oro, 7 de plata y 5 de bronce. Brasil estuvo en el lugar 17 con dos medallas de oro y dos de bronce, y España terminó en vigésima posición con una presea de oro, tres de plata y dos de bronce, con un total de seis medallas», explica Sújov.

«El entonces proclamado campeón olímpico como clavadista Aleksandr Portnov de Bielorrusia tenía 18 años, y cuando ganó la medalla de oro se sentía como un niño, feliz de la vida. Nos hicimos muy amigos y un día me invitó a visitar, ni más ni menos, que el comedor de los deportistas olímpicos, una zona absolutamente prohibida para personal ajeno, con seguridad y todo. Aún así, penetramos en este paraíso culinario. Yo quedé perplejo tras ver esa cantidad de platos de todos los tipos», rememora el periodista.

Para toda la vida

Sújov bucea en su lado más personal en aquellos juegos, y habla de una revelación. «Tal vez la impresión más palpable que me dejó la Olimpíada de Moscú fue mi primera experiencia periodística, cuando, como yo hablaba inglés y español, un corresponsal de Radio Austria quiso entrevistar al tricampeón olímpico, el púgil cubano Teófilo Stevenson quien ganó en Moscú su tercera medalla olímpica de oro en la categoría peso pesado. Cuando el corresponsal de Austria le planteó varias preguntas a Teófilo, éste, aunque hablaban inglés los dos, prefirió responderle en castellano, así que me tocó traducir las preguntas del inglés al castellano –Stevenson comprendió todo–, y luego al revés: su versión ‘en cubano’ al inglés. Fue una experiencia inolvidable realmente, y entonces nació mi interés por el periodismo radial», confiesa.

Después de esa experiencia iniciática y reveladora, no sólo para Víctor Sújov, sino además para Rusia, el país euroasiático organizó grandes eventos deportivos que a Sújov le tocó cubrir, como fueron los casos en Moscú de un mundial de atletismo bajo techo, los Juegos Mundiales de la Juventud en 1998, la final de la Liga de Campeones en 2008, o los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi 2014. Y por último, el Mundial de Fútbol 2018.

El periodista incide en que la realización de este evento le permitió a Moscú mejorar muchísimo su infraestructura. «Construyeron, a propósito de los JJOO, el complejo polideportivo Olimpiysky, varias instalaciones deportivas en Krilátskoie, como el velódromo techado, y un montón de otras instalaciones. Ni hablar de los hoteles emblemáticos como el Hotel Cosmos, además el famoso aeropuerto de Sheremétyevo fue remodelado y nació Shermétyevo 2».

Asimismo, por entonces lo que llamó la atención de los moscovitas fue que en los comercios de la capital rusa «aparecieron productos nunca vistos antes, como por ejemplo salami finlandés, varias conservas de fabricación finlandesa, unas delicias que nadie había probado hasta entonces».

Final de función

Finalmente, la emoción se hizo más protagonista que nunca, si acaso eso fuera posible, sobre el final de la ceremonia de clausura de los juegos. «Apareció en las gradas la imagen del oso Misha, la mascota de los juegos, hecha con placas por voluntarios, y al final de la ceremonia empezó a llorar. La lágrima caía de uno de sus ojos como si se derramara por todas esas placas hasta el final. Y todo el estadio estaba llorando realmente. Y luego, la mascota auténtica atada a un conjunto de globos, voló y desapareció en los cielos. Fue el momento más emotivo de los Juegos Olímpicos de Moscú», confiesa Víctor Sújov con emoción.

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